Más huérfana que nunca
Una inocente niña tuvo la desgracia de mirar a la cara a Medusa y desde entonces se convirtió en una estatua de piedra. Quedó petrificada, los inviernos pasaron y no pudo disfrutarlos, tampoco las celebraciones, los proyectos, oportunidades... Todo pasó a su alrededor y ella sólo vio la vida seguir de lado como quien ve llover, siempre triste. Nunca pudo romper el hechizo, nadie pudo rescatarla; congelada en ese sitio vio ajarse su piel y encanecer su cabellera; su vientre nunca dio fruto y no supo lo que era la felicidad. Dio la espalda a la existencia y rechazó todo lo que Medusa representaba: odió a Dios y a su iglesia porque ella asistía religiosamente cada domingo; no quiso convertirse en madre por temor a repetir la historia; no pudo saber si lo poco que hizo fue una reacción a su autoritarismo o porque realmente lo deseaba; nunca se resignó a escuchar la frase lapidaria "usted verá, de todas maneras es la única que se va a joder la vida", la única respuesta po