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Manifiesto

He aquí que despiertas y escuchas sus noticias sin entender, hoy amaneciste algo raro y las imágenes que brotan de la caja mágica no te conmueven. Contemplas sus cientos de muertos en una guerra lejana, los contagiados por la epidemia, los ahogados por las inundaciones, los sofocados por la sequía y no entiendes: todo parece un juego estúpido, una mala broma, una comedia absurda, patética y absurda. ¿Así fue como terminó todo? Entonces sabes que no quieres ser parte de su juego, quieres estar al margen, no crees en sus ideologías ni en sus productos... Entraste y saliste de la matrix, prestándote para un juego de mesa en el que te vestías con una bata y escribías en un papel juicios y luego ya no eras nadie; ahora no compras ni vendes ni eliges, estás a la vera del camino y sólo los ves pasar, pelear, matarse; por dinero, por poder, por amor, por odio y te ríes, te sientes muy por encima porque ya no crees en las emociones (ni en el amor, ni en la amistad ni en nada). Los ves arro

Mandato

No te mueras O al menos ten la decencia de esperar a que yo me vaya Sería incapaz de sostener tu cuerpo frío Tu suavidad inerte me derrumbaría Ahora que me devuelve la vida Desde que me elegiste como tu casa Sacrificaste todo por mí Y no sé que haría sin poder mirarte Porque sólo tú importas En este mundo de muertos

De la red y otros demonios

¿Que son negativas, afectan el tiempo que pasamos con nuestras familias y amigos y distraen a la gente de sus labores haciendo que vivan una irrealidad que nada tiene que ver con sus problemas cotidianos? Es cierto. ¿Que nos permiten estar más informados aunque no mejor, que hacen posible ir más allá de nuestra propia realidad y de nuestro propio espacio y tiempo? También. Pero hoy se me antoja echar un madrazo a los que critican la constante actividad de otros en las redes sociales. Si bien es cierto que hoy el mundo no es mejor que ayer y estos espacios rinden un tributo desmedido al ego, es preciso decir que, gracias a la world wide web o internet como la conocemos, los jóvenes (y los no tanto), están y estamos más al tanto de lo que pasa en el mundo que hace unas décadas atrás. Antes, los periódicos y noticieros eran exclusivamente para gente mayor, tan mayor que ni siquiera pertenecía al ámbito laboral, como nuestros abuelos. Los adolescentes tenían miedo de ser tachados

Shhhh... ¡un poco de silencio!

No puedo entender tanto alboroto alrededor de un suicidio. Y menos cuando su ejecutor ha sido un personaje “famoso" a quien la mayoría de nosotros no tenía el placer de conocer. Podría considerar entendible el dolor cuando se trata de hechos trágicos que involucran a seres próximos y hasta justificado en el caso de niños y jóvenes, pero no así cuando son desconocidos que la “caja boba" o la pantalla grande nos han hecho sentir cercanos. Tal vez escandalizarnos por la muerte “temprana" de un actor de 63 años que sufría depresión, problemas de alcoholismo y adicción a las drogas sea el resultado de nuestra educación religiosa, por la cual nuestro cuerpo es un templo que no debemos profanar y menos arrebatarle la vida -de la cual no somos dueños pues lo es el Señor, quien tan generosamente nos la regaló-. Posiblemente lo que nos duele sea ver derrumbarse a nuestros ídolos, esos que representan el ideal de fama y fortuna con el que alucinamos, con sus mansiones y conver

¿Por qué vivimos como vivimos?

Es innegable que gran parte de los problemas que aquejan a nuestra sociedad son responsabilidad de los estados, que en su mayoría no garantizan a los ciudadanos la más mínima seguridad personal, laboral, ni atención básica en salud, educación, vivienda o alimentación. Ni siquiera al nacer y teniendo en cuenta que seremos un ladrillo más en la construcción del sólido muro de la sociedad, se nos garantiza el sustento; si nuestros padres en conjunto o nuestras madres solas, o quienes se hacen cargo de nosotros no salen a vender su fuerza laboral o su creatividad, mejor dicho, si ellos no trabajan o roban para alimentarnos, moriremos de hambre. Puede suceder también que nadie asuma el compromiso; estaremos entonces a merced del hambre o el frío, tal vez seamos llevados a una institución de huérfanos con la opción de ser adoptados por gente de las más diversas calañas, haciendo parte de una macabra ruleta, en la que podemos correr con suerte o caer en desgracia. Lo cierto es que no sólo

Parálisis

He visto cómo la vida pasa frente a mí. A mi lado. Por encima de mi cabeza. He sentido el ardor de la pasión, las ganas de comerme el mundo y he tenido miedo; de volar, de gritar, de amar; de entregarme al placer, a lo desconocido, a la incertidumbre. Sólo al dolor me he abandonado completamente. Sólo a él me he abrazado con furia y he sido suya como de nadie. He dejado que penetre mi cuerpo y le he permitido conquistar el territorio de mis dudas y adueñarse de mí. Ya nada puedo hacer. Ya nada queda por hacer. Mis murallas ya no pueden derrumbarse. La llave que abre el cerrojo está enterrada en el fondo de un abismo. Mis ojos se acostumbraron a la oscuridad. Mi piel ya no resiste. Espero el fin.  

Urgente

¿Alguien podría decirme Dónde hallaré a la gente buena? Necesito desesperadamente un acto de bondad Lo muros de maldad con que tropiezo Estan destrozándome el alma Ya casi no me quedan fuerzas Para decir.