Manifiesto
He aquí que despiertas y escuchas sus noticias sin entender, hoy amaneciste algo raro y las imágenes que brotan de la caja mágica no te conmueven. Contemplas sus cientos de muertos en una guerra lejana, los contagiados por la epidemia, los ahogados por las inundaciones, los sofocados por la sequía y no entiendes: todo parece un juego estúpido, una mala broma, una comedia absurda, patética y absurda. ¿Así fue como terminó todo?
Entonces sabes que no quieres ser parte de su juego, quieres estar al margen, no crees en sus ideologías ni en sus productos... Entraste y saliste de la matrix, prestándote para un juego de mesa en el que te vestías con una bata y escribías en un papel juicios y luego ya no eras nadie; ahora no compras ni vendes ni eliges, estás a la vera del camino y sólo los ves pasar, pelear, matarse; por dinero, por poder, por amor, por odio y te ríes, te sientes muy por encima porque ya no crees en las emociones (ni en el amor, ni en la amistad ni en nada). Los ves arrodillarse y persignarse; los ves cubrirse de baratijas costosas; los ves pintarse de colores, transformarse y sólo piensas que serán unos cadáveres pintorescos.
Tampoco crees que necesites lo que ellos dicen, ni ropa interior ni tinte para el pelo ni crema dental... Te sueñas como un salvaje, un neanderthal, un ermitaño; te sientes sucio y te gusta esa suciedad, te sientes paria y marginal dejándote crecer el vello. Y te gusta.
Los ves desear, esforzarse, luchar, llorar por el fracaso, drogarse y emborracharse y sientes lástima por ellos, porque a ti todo te da igual. Quieres gritarles en la cara su estupidez, quieres abrir sus ojos, quieres hacerlos despertar. Y después sólo quieres callarte y dormir, desaparecer. Te preguntas quién eres, qué eres, qué está mal (en ti, en ellos), cómo solucionarlo, cómo aferrarse, cómo vivir sin que cada día carezca de sentido.
Y entonces entiendes que tu dolor de espalda es más real que esos cuerpos destrozados y deformados de la pantalla. Y que mirarla a ella, a una gata de tres patas caminar y desperezarse, es lo único que te interesa en la vida. El resto es ficción.
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