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Mostrando entradas de 2015

Entonces ¿para qué sirve la cultura?

Tendría que definir primero a qué concepto de cultura me refiero, si al conjunto de expresiones propias de un pueblo, que comprende sus costumbres, música, comida, etc. O a la que se refieren mis amigos literatos, artistas y cinéfilos: aquella que amerita una amplia gama de conocimientos en Historia del Arte, lo mismo que haber leído desde Homero hasta Cortázar y haber visto al menos unas cuantas películas de Buñuel y de Felllini. Algunos de estos amigos suelen sentirse superiores a los que desconocen la obra de Borges o la poesía maldita de Baudelaire y desprecian a quienes dedicaron su infancia a leer los chistes de Condorito o las novelas de vaqueros. Yo misma he despotricado por la ausencia de hábitos de lectura en los jóvenes, me he burlado de los que no conocen siquiera el poema 20 de Neruda, me he sentido una especie de iluminada ante alumnos, amigos y compañeros de trabajo y me he solazado discutiendo con todos esos pedantes ilustrados. Sin embargo, ante la lamentable

Reflexiones de invierno

No dejo de preguntarme cómo he podido sobrevivir, cómo alguien tan lleno de temores e inseguridades ha podido soportar el mundo. Cómo, si no tolero ver morir a ningún ser que mida más de cinco centímetros, he resistido tanta muerte en este país, en este mundo tenebroso en el que me tocó nacer. Cómo, siendo tan quisquillosa como soy, he podido tolerar tanto ruido, tanto despelote, tanta salvajada junta. Ahora entiendo por qué amé de forma desesperada, por qué busqué satisfacer los impulsos del cuerpo, para callar esa voz que dentro de mí retumbaba. Queda claro por qué he sido hedonista, epicureísta, o  como quieran llamarlo... Todo con tal de no morir de pena o beber la cicuta, que era lo mismo. Sigo sintiendo el mismo dolor y la misma rabia. Me siguen indignando las muertes y la indiferencia; me cuesta entender que tal vez los otros sólo hacen lo mismo y buscan embrutecerse, cegarse, dejar de escuchar lo que alrededor grita que esto, simplemente no tiene salvación. Dice la can

Victorias pírricas

Según Wikipedia: El nombre proviene de Pirro, rey de Epiro, quien logró una victoria sobre los romanos con el costo de miles de sus hombres. Se dice que Pirro, al contemplar el resultado de la batalla, dijo: "Otra victoria como ésta y volveré solo a casa". Una corona en un concurso de belleza, una copa de fútbol, una medalla de bronce en un juego de dados o cualquier otra banalidad. Festejar hasta el agotamiento y quedarse sin voz, con el costo de unas cuantas vidas que serán olvidadas -aunque se trate de niños inocentes privados para siempre de contemplar las maravillas de este mundo por la mano cruel de un ser al que, tal vez desde pequeño se le hizo añorar el día en que podría tener en sus manos un arma para defenderse, joder a quien le diera la gana, o simplemente dispararla para celebrar que la selección ¡metió un goool hijueputaaa!-. Medir el triunfo en términos de cuán dura la resaca confirma que este es un pueblo estupidizado, dominado por fuerzas oscuras y dej

Vivir

Con esta herida abierta Y el miedo Persiguiendo a la esquiva risa Y al mezquino amor Vivir con el dolor de los muertos De los árboles caídos De la tierra seca Añorar  El silencio Y desear, cada día Que la paz llegue Como un suspiro

Reminiscencias

No sé qué hacían mis compañeras de colegio a los doce años, yo a esa edad azotaba la puerta de mi cuarto cada domingo en que se me ordenaba estar lista para visitar la tumba de mi papá en el cementerio: no le veía sentido a repetir avemarías ante una lápida cuando lo que estaba ahí no era más que un puñado de huesos. En cambio, si alguien llegaba a la casa cualquier día de semana me podía ver feliz tirada en el piso leyendo las novelas que mi mamá coleccionaba y yo despachaba con insaciable morbo, porque me enseñaban en doscientas páginas más del amor y del sexo de lo que mis progenitores o cualquier persona podría llegar a enseñarme en toda su triste vida. Me acostumbré a ser la mejor alumna y se me daba sin mucho esfuerzo en el pequeño colegio mixto del barrio, hasta que a mi señora madre se le ocurrió la genialidad de pasarme a uno “sólo de niñas," pero además de clase media-alta (con contadas excepciones, incluyéndome). Me volví problemática porque no entendía cómo las monj

Y si no...

¿Y si no debemos persistir? ¿Y si seguir es un error que nos costará la vida? ¿Y si no soy y tú no eres? ¿Por qué lo dudo? ¿Por qué insisto? ¿Por qué temo? ¿Por qué no puedo ver lo que los demás? ¿Por qué?

Des-creencias

“Por fin me he ido del único club en el que yo no me había apuntado...", escribía alguien que acababa de tramitar su apostasía. Me hizo pensar en la estupidez humana de seguir un camino que no hemos elegido, como el del credo que nos impusieron nuestros padres; ni siquiera lo cuestionamos, lo asumimos como tantas otras tonterías, como el día de los enamorados o la navidad... Sólo de vez en cuando algunos desadaptados reclaman y se oponen y reciben chorros de agua o gases o balas y en casos menos graves miradas de desaprobación de señoras y señores bien...  Pues, he aquí que en vísperas de una reunión de ex compañeras de colegio y viendo sus fotos y comentarios sentí una gran desazón y me pregunté ¿en quiénes nos hemos (se han) convertido? ¡Por dios, son nuestras madres! Ellas, yo no, carezco de la familia tipo postal, para la foto tendrían que prestarme un marido y un par de críos y además porque mis comentarios en redes sociales carecen de expresiones como: “que el señor bendiga

Viaje

En medio del éxtasis me pregunté qué haría con sus cadáveres en mis manos, los cuerpos de aquellos que amé y a quienes no volvería jamás a ver... Entonces, lloré. Y la respuesta vino a mí en forma de orgasmo, me dijo: no morirán, no morirás, te harás polvo de estrellas, vagarás por la noche inmensa del universo, no sentirás frío, ni rabia, ni hambre.  ¡Serás!