Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2023

El paso del tiempo

                                                                                                                            Para mi hermano   ¿Por qué a veces estás tan abatido?  ¿Por qué hay días en los que estás sensible y todo te afecta? Hace algunos años lloraste por ese niño que murió en las costas tratando de escapar con su familia de la pobreza y el hambre; ahora te duelen esos muertos bajo los escombros dejados por las bombas en tierras lejanas, aunque no entiendas su lengua ni practiques su religión. Has vivido más de media vida y todavía pareces esa alma recién llegada al mundo que se pregunta ¿por qué los hombres destruyen y asesinan, cómo pueden cegar una, miles de vidas? Y mientras más envejeces más vívidas son tus memorias: a  veces, la propaganda de un producto que consumías en la infancia te devuelve a esos días dulces y sientes que no has dejado de ser el niño que se sentaba alelado frente al televisor mientras comía su plato de cereal extranjero. También, sin saber

Amores binacionales

 Dicen que uno no debería regresar a los lugares en los que ha sido feliz y, según eso, yo no debería haber vuelto a la metrópolis de mi infancia. Pero lo he hecho muchas veces y nunca, ni en sus peores momentos, me ha decepcionado. Muchos conocidos ya han escuchado hasta el cansancio esta perorata: la primera gran ciudad que conocí fue la capital de Venezuela, mi segunda patria, y para una niña de 7 años que aun creía en seres sobrenaturales y en que los muertos resucitaban, fue una experiencia mágica y de colores, sabores y sensaciones inolvidables. Recuerdo llegar de noche y transitar a toda velocidad por una autopista que parecía flotar sobre el suelo (de hecho lo hacía), rodeada de inmensos edificios y avisos luminosos como los que se veían en las películas gringas, después de haber saboreado en las paradas del camino un café delicioso, más rico y más fuerte que el de mi propio país; unas arepas que parecían tener mil variedades para escoger; y ver en esos mostradores dulces y gal

¿Somos tolerantes?

 No tengo, como es el caso del personaje de la película El Grinch, ningún trauma relacionado con la navidad; de hecho, tuve unas maravillosas. Como a todo niño me encantaba en ese momento de la vida en que era algo mágico y desconocido (que hicieras una carta pidiendo juguetes y una noche aparecieran bajo el árbol era alucinante). No ando robándome los árboles ni las luces de nadie, pero resulta que crecí y me di cuenta de que era solo una ocasión comercial, un sincretismo entre creencias paganas y cristianas aprovechado para vender cada vez más productos, así que ver a la gente corriendo por sus regalos, sus adornos y sus “estrenos" se me hizo cada vez más ridículo y ahora me produce un tremendo aburrimiento. Pero resulta que pensar así es casi un delito. Me han dicho de todo y ya la verdad no me afecta, pero debo decir que no solo no me gusta la navidad, tampoco la natilla ni los villancicos y lo que más detesto es que sea una época en que más que nunca se aprovecha para pasar p

Ni putas ni santas

 Tuve ocasión de visitar el campo hace unas semanas y en una conversación con el anfitrión, que por cierto era un ciudadano francés que vive hace muchos años en el país (como siempre los extranjeros valorando más que nosotros lo exuberante de nuestra naturaleza), me comentaba que las flores que tenía como centro de mesa eran llamadas por los locales "cuarto de puta" por su olor particular. Nunca he entrado en la habitación de una prostituta, pero el aroma que expelen dichas flores es dulce y penetrante, lo que me hizo preguntarme cuál será la fascinación que ejerce esta profesión , "la más antigua en la historia de la humanidad", en las personas de todas las condiciones sociales. Es común escuchar frases como "fuma como puta presa" y no se entiende por qué no mencionan a los ladrones o asesinos cuando son atrapados por la policía y practican este hábito, sino específicamente a las meretrices, como si este fuera un rasgo único de ellas; también, cuando algu