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Mostrando entradas de septiembre, 2011

El hombre ideal

Deben ser muchas las mujeres bonitas e inteligentes que al pasearse por ahí con el dolor de cabeza de turno escuchan de allegados y extraños la típica frasesita : "¿usted por qué anda con ese bobo si puede conseguir algo mejor?" No dudamos de que tengan razón y que sus intenciones de vernos con tipos maravillosos sean sinceras -excepto por las amigas solteronas que se morirían de la envidia por tener al menos "eso" que nosotras tenemos-, pero ¿cómo hacemos para explicarles que ese que nos merecemos, ese inteligente, caballero, gentil y cariñoso hombre NO EXISTE? Porque, seamos realistas, nada más lejos de la perfección que un hombre, nada que sirva más de ejemplo para explicar la teoría de la evolución que un macho ¿O alguien duda de su parecido con los primates? Siempre están mascando, rascando o golpeando algo; viven fascinados con oler cada uno de sus orificios y sus únicos intereses no son más que comer y reproducirse, y ahora, en la era del cable, ver depor

Un día de mierda

Una de las fiestas comerciales que más detesto es ésta del amor y la amistad, donde todo el mundo se ve obligado a comprar chucherías para regalarle al compañero de oficina que le salió en un papelito aún cuando no tenga con él o ella más que una relación laboral, o a la pareja (porque el amor se alimenta de detalles), aún cuando todos sepamos que las relaciones están más llenas de odio que de amor y eso no lo arregla ningún chocolate. Pero además de la hipocresía lo que más me molesta es que en este inmundo país se celebre precisamente a mediados de septiembre, cuando para mí se cumple un año más de la muerte de la persona que más quería en el mundo y que tuvo la desgracia de morir precisamente el 15, la misma fecha en que nació. Mientras yo lloro mi desgracia los malditos imbéciles, los retrasados que ya no entienden ni siquiera su lengua materna se deleitan comprando botellas de bebidas asquerosas y baratas, preparándose para poner en sus carros a todo volumen su música e

Historia de una traición

Aunque ambos eran inteligentes, el menor siempre se destacó por una gran malicia que en ocasiones se convertía en crueldad. Era manipulador y siempre lograba que el mayor se sometiera a sus órdenes, ya que éste sólo buscaba complacerlo y lograr -algún día- la misma admiración que él le prodigaba... Nunca hubo indicios de rencillas o rivalidad, sólo una “competencia sana" dirían algunos; lo cierto es que nadie podría sospechar que el del humor negro, el encantador de serpientes, el desfalcador del municipio, albergaba un odio callado y antiguo contra su hermano, tan antiguo como los juegos y las escapadas al río de cuando eran niños, como los primeros amores y las primeras borracheras, como los sueños de ser inmensamente ricos para rodearse de todo lo que les gustaba... Sí, lo odiaba y él mismo no sabía por qué, tal vez le molestaba su ingenuidad, su estúpida actitud bonachona, su pusilanimidad... Cuando el negro se metió en el negocio no tardó en convencer al mono de que

Instrucciones para volar una nave espacial

Éramos afortunados: teníamos la casa para nosotros y sólo debíamos asegurarnos de que todo estuviera ordenado pasadas las seis cuando mi mamá llegara del trabajo. Además, la mesa del comedor era redonda y el adorno que estaba en el centro -un tazón con frutas de vidrio- le daba la forma puntiaguda que necesitábamos cuando extendíamos la sábana por encima. Luego, sólo era cuestión de acercarla al equipo de sonido que con sus botones y luces era la perfecta tabla de control, meternos debajo, cerrar todas las compuertas y despegar... Mi hermano era el capitán y sabía hacer las voces de los operadores, un poco gangosas, y bastante incomprensibles. Los viajes eran accidentados pero siempre aterrizábamos sanos y salvos para seguir con otro juego. Cuando le regalaron el cassette con la banda sonora de James Bond nos dispusimos a recrear las películas que habíamos visto y sólo necesitábamos a un malo, porque yo era la bella damisela y mi hermano el héroe. Los amigos ingenuos que eran invi

Derrumbándome

A veces la gente se cansa de las quejas de los que vivimos mirándonos el ombligo y nos confronta con frases como ¿usted chillando porque se siente solo mientras el mundo se cae a pedazos? Aunque a veces les doy la razón podría responder ¿Y cuándo no? ¿Existe algún período en la historia de la humanidad que no esté marcado por las guerras, la injusticia y los crímenes atroces? ¿Eso nos quita el derecho a lamentar nuestra infeliz existencia? Una vez más los payasos de peluquín se reúnen para invadir un pobre país rico hasta hace poco liderado por un dictador montado por ellos mismos y lo hacen auspiciados por las organizaciones de papel creadas para legalizar sus fechorías; el imperio que se resquebraja intenta salir del fondo saqueando y mutilando inocentes; hacen cumbres en las que todos sus miembros se frotan las manos pensando en la tajada que obtendrán cuando tenga lugar la repartija; hay hambrunas en África pero es así desde que tengo memoria y siempre son usadas para limpiar