De la red y otros demonios

¿Que son negativas, afectan el tiempo que pasamos con nuestras familias y amigos y distraen a la gente de sus labores haciendo que vivan una irrealidad que nada tiene que ver con sus problemas cotidianos? Es cierto.

¿Que nos permiten estar más informados aunque no mejor, que hacen posible ir más allá de nuestra propia realidad y de nuestro propio espacio y tiempo? También. Pero hoy se me antoja echar un madrazo a los que critican la constante actividad de otros en las redes sociales.

Si bien es cierto que hoy el mundo no es mejor que ayer y estos espacios rinden un tributo desmedido al ego, es preciso decir que, gracias a la world wide web o internet como la conocemos, los jóvenes (y los no tanto), están y estamos más al tanto de lo que pasa en el mundo que hace unas décadas atrás.

Antes, los periódicos y noticieros eran exclusivamente para gente mayor, tan mayor que ni siquiera pertenecía al ámbito laboral, como nuestros abuelos. Los adolescentes tenían miedo de ser tachados de aburridos si opinaban de política, huían de los que consideraban tediosos programas de historia que transmitían por radio o televisión y esto vino a cambiar con la aparición de la prima cool, la que nació siendo popular entre un sector de la población que tenía más tiempo libre para navegar en ella y terminó obligando a los adultos a conocerla para no sentirse apartados del mundo.

No sé si eso sea bueno o malo, pero las redes tienen mucho que ver con estos nuevos movimientos sociales que han empezado a dar pequeños frutos. Es cierto que algunos que hoy son abuelos protestaron en Estados Unidos y otras partes del mundo por la guerra de Vietnan y los derechos de las minorías étnicas en los años 60; pero hoy en día no son sólo un puñado de hippies: son muchos ocupando Wall Street, miles protestando por los recortes del gasto público en España, cientos marchando por los derechos de los campesinos en Colombia, otros tantos pidiendo la legalización de las drogas, el derecho al aborto, la abolición de la tauromaquia, el cese de la ocupación israelí en Palestina, etc. Si de algo podemos asirnos para concluir que no todo está perdido, es de estos focos de resistencia civil.

Por eso, la próxima vez que dudemos de compartir alguna foto en facebook a favor de alguna causa; que sintamos pereza de asistir a una convocatoria hecha a través de uno de estos sitios, pensemos que aunque parezca insignificante, este pequeño acto puede marcar la diferencia... Eso sí, sepamos escoger muy bien nuestras batallas.

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