Producto de su tiempo
Cada vez con más frecuencia y ante eventos como el acontecido en una universidad de mi ciudad donde una elección (o reelección) de rector fue determinada por el ofrecimiento de arreglo de notas y entrega de becas, las personas "conscientes" nos llenamos de indignación, nos rasgamos las vestiduras y arremetemos contra la juventud de este tiempo en este país delirante: que si son cómodos, irreverentes, irrespetuosos, ignorantes de lo más básico... Y por supuesto que tenemos razón, son todo eso y mucho más. Pero seamos claros, no son más que lo que la sociedad quiere que sean: seres poco profundos, consumidores insaciables, hedonistas, corruptos; seres sin moral, sin dignidad, sin un asomo de vergüenza ni pudor; facilistas, sin noción de sacrificio, incapaces de considerar a alguien más que a sí mismos, indiferentes hacia todo lo que implique un esfuerzo o molestia para su acomodada vida... Este fenómeno se viene gestando hace unos cuantos años -más de veinte-, porque