¿Todo es por el sexo?
Para nadie es un secreto que el sexo domina el mundo: todo, absolutamente todo lo que sucede en nuestras vidas tiene relación con él (lo dijo hace más de un siglo Sigmund Freud): ningún aspecto, ni aun la política, ni la religión están desligadas de este fenómeno... Y aunque en esta era de milenials es muy bonito pensar en el amor, no hay que buscar mucho para darse cuenta de que es más fácil conseguir alguien con quien fornicar que alguien a quien amar o que nos ame; porque el amor, el de los poemas y novelas, es un acto absolutamente voluntario y racional, que implica grandes esfuerzos y sacrificios que van en contra del instinto natural (la monogamia es un ejemplo de ello) que no todos están dispuestos a hacer (sólo los inteligentes, diría Rodolfo Llinás). En el fondo, todo termina tratándose de sexo; sin embargo, algunas personas aún creen en ese invento humano -como todos los demás inventos- llamado amor y gastan energías en buscarlo aunque sepan lo imposible de esta empresa, d