Tiempos de pandemia III
¿Se levantan todos los días como yo, pensando que lo de la pandemia fue una pesadilla? ¿Que todo está mal, como siempre, pero sin la amenaza de enfermar y morir ahogado sin nadie más alrededor que unos cuantos trabajadores de la salud cubiertos de pies a cabeza? ¿Rememoran ese último día feliz, como el mío en la playa cuando llevé de la mano a mi sobrina que se aventuraba un poco más adentro en el mar? ¿Pasan las noches presas de la angustia, ante la idea de morir precisamente ahora, cuando todo parecía por fin empezar a ir bien, con la gente despertando y saliendo a las calles a pelear por sus derechos? Recuerdo haber pensado ese 3 de enero mientras miraba las montañas de La Guaira que siempre recordaría ese momento, pasara lo que pasara, porque sólo ese instante importaba, sintiendo el calor del sol en mis hombros y el agua que enfriaba mis piernas, saboreando la cerveza que en la orilla me esperaba en la hielera; era feliz y lo sabía. Ahora no sé si volveré a serlo. Nunca imagi