Viaje por Venezuela
Llegué asustada al puente Simón Bolívar que comunica Colombia con Venezuela, los rumores de que la cosa estaba fea pululaban, eso sí, el flujo de gente que iba y venía de uno al otro lado -a pie- era abundante. A lo largo del puente varios se ofrecieron a llevar las maletas en carritos de mercado por 5 mil -a estas alturas no sé si pesos o bolívares, diferencia importante-; decidí echar a andar con la mía a cuestas mientras cuadraba con un taxista que se ofrecía a llevarnos hasta el terminal de San Cristóbal por 2.500 Bs cada uno, cuando otros pedían 5.000. Mintió cuando dijo que el carro estaba a dos cuadras, caminamos más de cinco hasta llegar a él, un Malibú viejo que suele ser utilizado en estos menesteres y, entre otras cosas, para transportar gasolina. Nos embarcamos, el viaje se hizo placentero, con poca cola y sólo tres pasajeros -nosotras-, más el chófer. Llegar a San Cristóbal -bastión de la oposición- y dirigirme a almorzar después de haber asegurado el pasaje hacia Carac