Tiempos de pandemia II
Una película mala de domingo en la tarde es lo que estamos viviendo. Hoy es el tercer día de confinamiento obligatorio decretado por el gobierno -tal como lo han hecho otros en el mundo-, para intentar detener el avance del virus; hay prohibición de salir de nuestras casas, de juntarnos, de saludar a otros con un simple apretón de manos. Y como en esos filmes apocalípticos, las imágenes de la catástrofe no se hacen esperar: largas filas en los supermercados de gente que puede llenar sus carros con cosas necesarias y no tanto; saqueos a almacenes por parte de algunos que no se cuentan dentro de las gentes de bien con ahorros en sus cuentas bancarias; en las calles la desesperación de los que no tienen qué comer o un hogar en el cuál resguardarse. Hoy el líder de una de las religiones dominantes se ha dirigido a sus fieles en una plaza silenciosa, desde el bastión de la opulencia de su nada austero Estado, el Papa Francisco ha pedido reflexionar sobre este mundo enfermo y egoísta que