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Mostrando entradas de julio, 2019

El café que nunca fue

Ella no es una mujer de esas que quitan el aliento, pero hay algo en sus ojos, en su cuerpo que atrae. La novia de mi humano ya no es joven, no tiene en su piel la lozanía de los veinte y en su pelo asoman hilos de plata que cubre con todo tipo de tintes. Pero es buena y ama apasionadamente, aunque a veces me asfixia con sus abrazos, tanto como a mi noble compañero, que los acepta con estoicismo. De sus conversaciones luego del amor -que observo a prudente distancia desde el armario o al borde de la ventana- he podido extraer que su padre murió siendo una niña y ella era su adoración, por lo que se sintió terriblemente sola y abandonada a partir de allí. Se crió con una madre estricta y fría, que siempre estaba cansada y de mal humor, que no demostraba su afecto y a la cual ella y su hermano temían, por eso hacían solos sus deberes escolares y mantenían aseada la casa. Se sintió siempre necesitada de alguien que la defendiera y apoyara, que le preguntara cuáles eran sus sueños y te

Renunciar a la vida

Hace algunos meses una novia de adolescencia de mi humano se suicidó. Lo vi llorar como un niño y quejarse de haberla plantado pocas semanas antes de su muerte ¿Qué le quería contar en medio de ese café que le había invitado? ¿Habría servido de algo consolarla, darle ánimos, decirle que la vida siempre tiene algo mejor para dar? Es imposible saberlo pero, de paso, deseé que algún día llore igual mi muerte.  No sé por qué a todos los de su especie les causa tanto asombro, tanto shock eso que llaman suicidio, como si no fuera la cosa más sensata de hacer ante las agresiones de este mundo que ellos mismos crearon. Pensar en lo solos que están, en lo superficiales y transitorias que son sus relaciones -y no de ahora, de esta era de pantallas y apariencias, de siempre, en todas las épocas y lugares-; es así el humano, gregario pero solitario por naturaleza ¿Es que su capacidad de pensarse a sí mismo lo aísla, cosa que no es problema de otras especies? Es evidente que son los únicos en

“Si tengo que esforzarme, no es lo mío, no me interesa". Diario de un gato

Soy un gato adulto, hembra, para más señas, aunque evito usar la palabra gata -que los humanos han hecho peyorativa usándola con propósitos ofensivos hacia las hembras de su especie-. No siempre fui un felino, sé que tuve muchas vidas aunque no las recuerdo todas, pero estoy segura, por ejemplo, de que hace muchos soles atrás fui un aristócrata. Recuerdo levantarme a cualquier hora del día cuando los criados abrían las cortinas, desayunar en una linda terraza con café y tostadas escuchando noticias sobre mis lejanas propiedades y llevar una vida dedicada a los negocios, el arte y las grandes fiestas y tertulias en la corte de algún rey. Solo debía preocuparme por no caer en desgracia con el soberano de turno y administrar los bienes heredados para que no desaparecieran y mis descendientes no me maldijeran eternamente. Unas décadas después, en los tiempos de las grandes revoluciones, fui una hermosa cortesana atormentada entre los vientos de liberación y el deseo de aferrarme