Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2024

Este vacío...

 Causa un poco de temor esto de no sentirse enamorado por primera vez en décadas, de no estar en medio de un síndrome de abstinencia sino más bien en una nostalgia tan leve como una delgada bruma en medio de un vacío que no es el de la desesperación; uno que no busca ser llenado con angustia como otras veces, o al menos no con otra persona, tal vez con varias, con uno mismo y con actividades, pensamientos, observaciones o simplemente nada; tantos años pensando que la vida sería triste sin una pareja y ahora la tranquilidad no es una excepción sino la regla.  Por supuesto que se extrañan cosas: los besos, los abrazos, la voz, el aliento, no de alguien en particular, sino en genérico; la cercanía, la complicidad, las conversaciones de noche en la cama, los susurros al oído, las piernas entrelazadas... Pero sales de ese espacio idílico y te levantas a vivir la vida con alguien que no te acepta como eres, que te hace vivir en el temor constante de "hacerlo" molestar, a quien no s...

Tus ojos

 ¿Son marrones, como la madera de la mesa en que escribo sobre esa, nuestra única noche? ¿O son negros, como ese cielo que vio pasar las horas que parecían acelerarse con mis ganas de enroscar tus cabellos en mis dedos, de besar tus yemas sucias, tus uñas casi devoradas por tus muchas ansiedades? Ante tu orfandad quise adoptarte. Quise ser tu abuela para darte la aguapanela y el pan por la mañana  para desnudar tus nalgas y zamparte unas palmadas por travieso ¿Por qué solo me mostraste tu bello perfil?  ¿Por qué tus ojos rehuían los míos? Fuiste cruel al negarme tus besos borrachos por no dejarme sentir tus manos sobre mí lo más cerca que estuve de tus labios fue el cigarrillo que compartimos solo te robé ese rato en una calle sucia en la que oriné mil veces sobre el andén mientras te miraba a lo lejos que no volverá a repetirse porque eres de otro firmamento  uno vedado para mí.

Lenguas muertas

 Si por cada relación que se rompe  hay una lengua que muere me quedaré muda por todas las que asesiné de tanto amor que no fue. Son muchas las que ya no pronuncio: los "te amo" desaparecieron para siempre "eres todo para mí" también se ha esfumado "te doy mi vida" ya no se escucha más en este rincón de la habitación Solo frases insoportablemente prácticas: "un kilo de carne, por favor" “me bajo aquí" "quiero pagar esta cuenta"  odio tener que pronunciarlas cuando mi boca podría estar diciéndote al oído "hazlo otra vez" mientras muerdo tu cuello Tanta rabia me da  no poder decir tu nombre, que lo hago a solas y fuerte en la ducha, con el agua corriendo lo grito para que llegue a ti como un rumor lejano donde quiera que estés Esa lengua muerta que era nuestro código sigue allí, estoy segura esperando que sus dos únicos hablantes la revivamos incendiando la cama y las paredes con cursis palabras de amor.