Tus ojos
¿Son marrones, como la madera de esta mesa en la que escribo sobre esa, nuestra única noche?
¿O son negros, como ese cielo que vio pasar las horas
que parecían acelerarse con mis ganas de enroscar tus cabellos en mis dedos,
de besar tus yemas sucias, tus uñas casi devoradas por tus muchas ansiedades?
Ante tu orfandad quise adoptarte
quise ser tu abuela para darte la aguapanela y el pan por la mañana
para desnudar tus nalgas y zamparte unas palmadas por travieso
¿Por qué no me miraste de frente y solo me mostraste tu bello perfil?
¿Por qué tus ojos rehuían los míos?
Fuiste cruel al negarme tus besos borrachos
por no dejarme sentir tus manos sobre mí
lo más cerca que estuve de tus labios fue el cigarrillo que compartimos
solo te robé ese rato en la calle sucia, en la que oriné mil veces sobre el andén
mientras te miraba a lo lejos
que no volverá a repetirse porque eres de otro firmamento
de uno vedado para mí.
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