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Mostrando entradas de julio, 2025

 ¿En qué momento mis ojos empezaron a mirarte distinto? A veces, creo que me salvaste de una pesadilla otras, que me hundes en una porque me das una ilusión y luego metes miedo con tu afán de dejar la puerta abierta aclarando que podrías no estar mañana u otro día puedo sentirme absolutamente conectada o completamente sola a tu lado  y eso asusta es para alucinar la manera en que te idealizo y luego te destruyo, todo en cuestión de minutos tal vez para no creer lo rara, lo feliz que me siento  sin algo a lo cual poder aferrarme y sin desear hacerlo porque estar y estarnos es como tener una sed que no se sacia como beber de una fuente inagotable no recordar nada de lo anterior como si tu voz fuera una sinfonía  un estruendo armonioso que me hace querer vivir Escuchándola.

Flashbacks

 En las noches de desvelo alucino con ese lugar vacío que aún debe guardar  los ecos de las risas la sal de los sudores el timbre de las voces que variaba del susurro embelesado  al cataclismo del desencuentro; sin nuestros cuerpos en él, pero en la memoria siempre. A veces, parece un sueño:  ¿estuve realmente ahí? ¿Éramos esos nosotros  (un nosotros que ya no existe) en cada rincón del baño,  de la cocina, de la habitación? Y, ¿qué fue del gato que nos miraba con ojos desorbitados para luego dormitar acurrucado en la ventana? Tanto que costó salir de allí  para que ahora solo queden un cementerio de muebles  coronados de sábanas como fantasmas, unas materas con cadáveres de plantas y por todas partes  las huellas invisibles de las pieles cual escena de un crimen que nunca pudo resolverse.

He dicho basta

 La vida se aprende viviendo: no me pidas, niño, que te muestre el mundo del que ya estoy de vuelta. No tengo por qué enseñarte el Golem de Borges ni la locura de Gena Rowlands en Una mujer bajo la influencia; no esperes que te cuente que Nina Simone escupió la rabia negra y aún me estremece la canción de Silvio; no quieras conocer a través de mis ojos la belleza de Brando. ¡Yo! ¡Que suspiré tantas veces por la muerte de Emma Bovary y la injusticia cometida con Valjean!  Que aprendí mi primer poema a los 6 y buscaba en los periódicos del domingo las caricaturas y el crucigrama que nunca lograba llenar. No pretendas convencerme de que la letra escrita no importa, mientras me tratas de impresionar con tu pasión inagotable y te ríes con payasos que no buscan emular a Keaton ni a Chaplin.  Yo perdí a Garzón bajo las balas en una esquina. Fui envilecida por Escobar en los ochentas y un poco asesinada con Pizarro en los noventas. Lloré con cada masacre en los pueblos de mi tier...