¡Nos están matando!
Uno creció viendo morir a los hombres en la guerra. Se acostumbró a que el papel de las mujeres fuera el de resguardar el hogar, educar los hijos y hasta sostener económicamente a la familia mientras el padre y los hijos estaban en el campo de batalla, más si estos llegaban a convertirse en víctimas fatales.
Así la vivimos en nuestro país: guerrilleros, policías y soldados morían a diario y luego conocimos el sicariato, hombres o niños matando a otros hombres por unos cuantos pesos. Lo que nunca pensamos fue que presenciaríamos esta especie de doloroso equilibrio poblacional, que llegaría el momento en que morirían tantas mujeres como hombres. Lo vemos cada día al hojear los periódicos y comprobar que muchas pierden la vida víctimas de abusos sexuales, robos, mutilaciones, torturas; a puñaladas, por balas disparadas por sus parejas actuales, ex amantes, desconocidos o asesinos a sueldo. Por su condición de mujeres y también por venganzas, "problemas pasionales", deudas o por estar inmersas directa o indirectamente en una guerra que ya no es por unos ideales, sino puramente económica. Parece que no queda ningún tabú que prohíba a los asesinos matar mujeres (y lamentablemente tampoco niños).
En nuestra ciudad y departamento todas las semanas son asesinadas colombianas y del vecino país: niñas, mujeres viejas y jóvenes, madres de familia, estudiantes universitarias; de distintas condiciones educativas y económicas... Pareciera que la muerte se democratiza, que la parca está a favor de la igualdad de los derechos, que ya no somos discriminadas, al menos en el tema de la violencia.
Al paso que vamos ya no se podrá repetir el chiste malo de que a cada hombre le tocan siete mujeres: a este ritmo y si no nos protegen los gobiernos y los hombres de ellos mismos seremos cada vez menos, y que tendrán que luchar con nosotras por nuestras vidas, porque estas, cada vez más, penden de un hilo.
LA PARCA DEL INSTINTO ASESINO
ResponderEliminar