Aquí la histeria es masculina

Además del agobiante calor, del chisme, la maledicencia y la criticadera, en este pueblo olvidado de los dioses tenemos que soportar las pataletas de las damiselas con pene que pululan en las casas de los barrios "bien" (aquellas que se destacan por el buen gusto y la sobriedad de sus decoraciones), por lo que nos toca a las mujeres hacer acopio de una gran dosis de paciencia y tolerancia.

Aunque el término popularizado por el psicoanálisis se aplicó en principio a una sintomatología que parecía ser exclusivamente femenina (histeria significa útero), no sólo ya no se utiliza en medicina  sino  que todo indica que se presenta indiscriminadamente en ambos sexos.

No sé si sea cuestión de culpar a esas madres frustradas e insatisfechas que vuelcan en sus hijos varones el amor obsesivo que no pueden depositar en sus maridos indiferentes y ausentes (ya que éstos están más que ocupados tratando de conseguir el dinero para mantener a la amante de turno que no deja pasar polvo sin pedir la “ayuda" de rigor); no sé si ellas, en su afán de proteger a los retoños de las malvadas mujeres que los acechan "sólo para dejarse preñar y quitarles lo poquito que tienen", cometen el error de satisfacerles hasta el menor capricho y los convierten en unos absolutos inútiles, muy lejos de la figura antigua del proveedor e incapaces de dar a su pareja -si es que la tienen-  o a cualquiera algún tipo de soporte, incluyendo el emocional.

No sé si eso y el resolverles hasta el más mínimo asunto (como recoger los calzoncillos sucios del piso o pagarles las cuentas del celular de su propio bolsillo), ha traído como resultado a unos seres veleidosos, malcriados e insoportables que no toleran frustración alguna; que no tienen reparo  en ofender o maltratar pues lo único válido son sus propias necesidades y los otros sólo están ahí para satisfacerlas; que viven en una fantasía en la que son los salvadores de la humanidad y por eso no deben preocuparse por cosas intrascendentes y mundanas como ir al mercado o pagar la cuenta de la luz: eso los distraería de su verdadera misión que es compartir con el resto de mortales sus muchos dones, sus conocimientos sobre todo y su absoluta claridad en torno a cómo debería ser el mundo...

Es triste que existan estos personajes, pero lo es mucho más que nos enredemos con ellos en relaciones desgastantes sólo por no estar solas. Tal vez sea una cuestión de supervivencia, porque ESTO señoras, ES LO QUE HAY.

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