Ciudad esdrújula

 Ella sabe cuánto la odio a veces

y cuando más la estoy repudiando

se tira unos días lluviosos

en los que corre el viento fresco

trayendo el olor húmedo 

de la tierra antes reseca,

unas mañanas con cantos alborozados de pájaros

o atardeceres arrebolados con olor a tinto fresco.

Es una amante hábil, ella.

Me escupe en la cara su chorro de aire caliente

su acento gangoso

su alma despiadada

sin compasión

para recordarme que moriré añorando

su sol de los venados.

¿Cuántas veces quise irme y un amor apasionado me detuvo?

¿Por qué fue mi piel tan débil, mi alma tan cándida?

¿Por qué permití que dentro de mí creciera su mandrágora, circulara su veneno?

¿Por qué las hojas de los árboles nunca son tan verdes en otros parajes?

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