¿laissez faire, laissez passer?*

   Me gusta pensar, es una de las cosas que más me gusta hacer, aunque no lleve a nada, aunque poco bueno, interesante o “productivo" -en el sentido capitalista del término- salga de ese ejercicio; pero noto que a una gran mayoría no le gusta hacerlo y más bien parece temerle: ahora buscan "personalidades" (los famosos influencers) que les digan en qué creer, qué hacer, qué comprar, qué información consumir, como si no confiaran en su propio juicio. Hace años, una prima mayor me contó que le gustaba cuidarme de pequeña porque era tranquila y me quedaba quieta en el sitio donde me dejaban, yo recuerdo estar siempre pensando; y también observando. Trataba de entender todo lo que veía, aunque no lo lograra (y sigo sin hacerlo). Tampoco es cuestión de dejarse llevar solo por lo que nos dice nuestro criterio y expresar de cualquier manera la opinión que sale de unos pocos conocimientos, muchos escrúpulos y una tremenda ignorancia: es un deber investigar, cuestionar, prepararse. Pensar y estudiar. Mejorar y aprender.

A veces, personas que me tienen algún cariño dicen con asombro o hasta con lástima: ¿por qué escribes cosas tan depresivas? (simplemente porque las pensé o sentí, ¿podría haber otra explicación?); no creo que lo pregunten porque sean empáticos y les entristezca mi pesar o compartan mi supuesto existencialismo. Creo que les atemoriza el pensamiento, más si les parece demasiado profundo o peor, "negativo" y le huyen como a un leproso. Pero, así como pienso y lo expreso, a veces lo que era para mí una verdad ayer o el mes pasado hoy ya no lo es; entonces lo borro, o puede que lo deje ahí, como un recordatorio de eso que fui en algún momento y ya no soy, o no absolutamente, pero que sigue siendo parte de mí como mis células, aunque no sean del todo yo, no me definan por completo. También hay cosas que nunca cambian, que persisten a través de las décadas aunque haya mudado tanto de piel y sienta que he vivido mil vidas: con frecuencia no me reconozco en esa que era en el colegio o en la universidad; he notado que fui tanto una niña como una joven conservadora y cada vez me convierto más en una vieja anarquista y libertaria (aunque no en el sentido Mileiciano del término), como Biófilo Panclasta y otros iconoclastas a los que admiro. 

Ocurre que muy a menudo los problemas en las relaciones no son por una cuestión de amor o su falta: son conceptuales. Esas pequeñas o grandes cosas en las que no se logra un entendimiento: "formas de ser", valores, principios, posiciones, incluso fobias de cada uno inaceptables para el otro, que difícilmente llegan a ser procesadas o admitidas como parte de todo eso que compone un vínculo y por tanto impide que se llegue a materializar acuerdos entre esos dos o más que componen el lazo. Esa manía que se hace intolerable, esa repetición de algo que pareció haberse dejado en claro mucho tiempo atrás; eso que pides porque es importante y para el otro es irrelevante; eso que definitivamente el otro parece no llegar a entender del todo... ¿Qué hacer?  Nos preguntamos. ¿Dejar pasar, ceder ad infinitum en temas que fuera de la pareja parecen ser irreductibles? ¿Esperar el cambio que no llega? ¿O matar? Matar la indignación, el autorrespeto, la dignidad: callarnos.

Pero no. Lo hicimos tanto que ya no parece una opción.




*La frase «laissez faire, laissez passer» es una expresión francesa que significa «dejen hacer, dejen pasar» refiriéndose a una completa libertad en la economía: libre mercado, libre manufactura, bajos o nulos impuestos, libre mercado laboral y mínima intervención de los gobiernos. 

Comentarios

  1. Pues me parece bella la metáfora en los dos sentidos que la usas. Deberíamos dejar de reflexionar, pensar, conocer, debatir, leer, escribir, cuestionar, criticar - cosas cada vez menos apatecidas por el sistema para encajar-, cuando es parte de la distinción de lo humano? Dejamos de hacer para dejar pasar? Yo no lo creo. El lenguaje, la palabra y el acto de creación escritural además de una posición en el mundo es resistir a la dominación. Desde otro lugar, dejar hacer y dejar pasar en nuestras relaciones incluso a pesar de nosotras? Por supuesto que no. Aunque eso implique la soledad arrolladora y el exilio. Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tus bellas palabras. Es cierto que a veces dan ganas de callarse, de quedarse estático, pero para algunos y algunas no poder decir lo que pensamos es casi sinónimo de morir ¡y todavía nos queda mucha vida! Besos.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Lo haría

Del 74

Una promesa