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Rapunzel

 Cuesta creer que estuve viva y fui libre desde esta celda recuerdo andar por calles y oler flores ensuciar mis zapatos con mierda de perro manchar mis shorts con chicles que se pegaban en los bancos del parque y con sangre mensual vomitar el vino dulce en muchos andenes y en el campus adorado toquetearme bajo faroles con hombrecillos excitados y pelearme con señoras que paseaban perritos casi ahorcados por sus correas mostrar los senos desnudos a algunos transeúntes besar hasta que se me hincharon los labios recoger las palomas muertas que dejaba mi gata y extraños paquetes de mujeres celosas en la entrada de mi casa Pero antes de vivir deseé mi muerte y la suya  tanto, que las horas que faltaban para ese momento parecían no pasar ¡Cómo la odiaba! En las noches se me iba el aliento en espasmos de llanto rabioso el odio volcánico se fue convirtiendo en el pitido sordo de la espera pasados los años y encerrada en este castillo  por una suerte de encantamiento terminé por a...

Un desecho

 Un poema que en la cabeza se aproxima a lo sublime en la tinta no es más que basura descartable: hoy he pensado en mi muerte y he llorado  -el grito de mi madre junto a mi cuerpo sin respuesta sin poder moverme con sus pocas fuerzas siguiendo absorta los pasos apurados del personal "señora, firme aquí" como si eso fuera todo  (y es todo) ha logrado conmoverme- Pensé que debería morir satisfecha con el hambre y el deseo colmados sin añorar esos tiempos  en que amaba y reía  aunque, ¿cuándo fue, musa, ese momento? ¿Si morí tan pequeña y todo lo viví a través del velo del llanto? ¿Si el placer nunca lo fue del todo Y todo dolió? Nunca estuve aquí  lo que otros veían era un holograma solo una actriz de segunda en este mediocre melodrama.

Envejeciendo

 Hacerse mayor, como morir, es una de las muchas cosas que uno cree que solo le pasan a los demás.  Nos convencemos de que siempre vamos a ser los mismos -como si las huellas que se fijan en nuestros rostros fuesen voluntarias y por un acto de resistencia consciente pudiéramos impedir que aparecieran-; por eso solemos decir, cuando encontramos a alguien contemporáneo, mayor o menor que se ve como se tiene que ver para su edad: "¡cómo está de viejo fulano! O, ¡cómo está de acabada sutana!".  No se nos ocurre, por supuesto, que otros puedan decir lo mismo de nosotros ¡Estamos tan seguros de haberle ganado la partida al tiempo con nuestra actitud jovial, nuestro rechazo a sentirnos anacrónicos amando lo que amábamos en los "años mozos" (como la música de nuestra época ), pero descubriendo y viviendo cosas nuevas, mostrándonos actuales, estando a la vanguardia en tendencias y tecnología, tratando de seguirle el paso al frenético ritmo de los miles de contenidos dispon...

 ¿En qué momento mis ojos empezaron a mirarte distinto? A veces, creo que me salvaste de una pesadilla otras, que me hundes en una porque me das una ilusión y luego metes miedo con tu afán de dejar la puerta abierta aclarando que podrías no estar mañana u otro día puedo sentirme absolutamente conectada o completamente sola a tu lado  y eso asusta es para alucinar la manera en que te idealizo y luego te destruyo, todo en cuestión de minutos tal vez para no creer lo rara, lo feliz que me siento  sin algo a lo cual poder aferrarme y sin desear hacerlo porque estar y estarnos es como tener una sed que no se sacia como beber de una fuente inagotable no recordar nada de lo anterior como si tu voz fuera una sinfonía  un estruendo armonioso que me hace querer vivir Escuchándola.

Flashbacks

 En las noches de desvelo alucino con ese lugar vacío que aún debe guardar  los ecos de las risas la sal de los sudores el timbre de las voces que variaba del susurro embelesado  al cataclismo del desencuentro; sin nuestros cuerpos en él, pero en la memoria siempre. A veces, parece un sueño:  ¿estuve realmente ahí? ¿Éramos esos nosotros  (un nosotros que ya no existe) en cada rincón del baño,  de la cocina, de la habitación? Y, ¿qué fue del gato que nos miraba con ojos desorbitados para luego dormitar acurrucado en la ventana? Tanto que costó salir de allí  para que ahora solo queden un cementerio de muebles  coronados de sábanas como fantasmas, unas materas con cadáveres de plantas y por todas partes  las huellas invisibles de las pieles cual escena de un crimen que nunca pudo resolverse.

He dicho basta

 La vida se aprende viviendo: no me pidas, niño, que te muestre el mundo del que ya estoy de vuelta. No tengo por qué enseñarte el Golem de Borges ni la locura de Gena Rowlands en Una mujer bajo la influencia; no esperes que te cuente que Nina Simone escupió la rabia negra y aún me estremece la canción de Silvio; no quieras conocer a través de mis ojos la belleza de Brando. ¡Yo! ¡Que suspiré tantas veces por la muerte de Emma Bovary y la injusticia cometida con Valjean!  Que aprendí mi primer poema a los 6 y buscaba en los periódicos del domingo las caricaturas y el crucigrama que nunca lograba llenar. No pretendas convencerme de que la letra escrita no importa, mientras me tratas de impresionar con tu pasión inagotable y te ríes con payasos que no buscan emular a Keaton ni a Chaplin.  Yo perdí a Garzón bajo las balas en una esquina. Fui envilecida por Escobar en los ochentas y un poco asesinada con Pizarro en los noventas. Lloré con cada masacre en los pueblos de mi tier...

Viciosa lengua

Lengua gatuna rasposa Vicioso adminículo que brota  De la caverna sellada por los labios Grande, bulbosa, rosada Desciendes aparatosamente por el cuello Para deslizarte por las colinas de la espalda Y bajar a las rodillas deteniéndote en la meseta del vientre Dejando tras de ti el olor de la saliva en la carne Del ansia Como antesala de la lucha Que tiende a los guerreros vencidos al sol Sedientos del humo y el elixir. Lengua de los mil venenos y los cien fuegos Deberías ser declarada monumento nacional Heroína de mil batallas Premio nobel de la paz  Por borrar toda pena y tanta falta Por arrancar gemidos De los que no destrozan el alma.