Memorias desde una clínica de abortos
Era un día normal de diciembre, pronto tendría que volver a su ciudad natal para celebrar las fiestas en familia. La abuela respiraba con dificultad en la habitación, las luces del árbol titilaban y ella, más por costumbre que por deseo, sucumbió. Nada fuera de lo normal ocurrió hasta la víspera de año nuevo, cuando el olor de las viandas características la mareó y sintió ganas de vomitar. Los siguientes días los pasó en cama con lo que todos creían era un virus estomacal, sintiendo náuseas ante la sola presencia de la comida: y la regla no le había llegado. Definitivamente, al regresar tendría que hacerse una prueba. Las enfermeras que entregaban el resultado no pudieron evitar un “uichhh" recriminatorio al ver su reacción desencantada ante el “discretísimo" positivo dicho en voz alta en frente de todos. Salió de ahí a la sala en la que él esperaba y no tuvo que decir nada. Había muchas cosas en qué pensar. La cita fue a una hora temprana, primero debieron asi