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Mostrando entradas de julio, 2022

Poemas de pandemia

En las noches galopa en el pecho como cien caballos huyendo en estampida De día enfría las manos y baja en pequeñas gotas por la espalda Siempre ha estado allí Agazapado en las sombras de la ventana en las noches de terror Repitiéndose en el eco de las letanías a los muertos Sentado en la silla del profesor Detrás de la mueca de burla de los niños cuando alzaban la falda para ver los calzones de las niñas Amenazando con la correa gruesa del padre en la mano desencajada por la ira de la madre Actuando como juez cuando se descubrían los placeres del cuerpo Se burló al subir a todos los aviones A la hora de amar recordó siempre que la felicidad era ilusoria Me ha perseguido sin descanso por cada resquicio del sueño No crecí con miedo El miedo creció dentro de mí - Las calles solitarias tienen ahora el olor de la muerte No porque antes no lo tuvieran, con tanto que aquí se mata Pero ahora hay algo que nos hace alejarnos de los otros Más que antes, que siempre Los gatos so

He/She

Encerrarme en mi castillo y salir solo de noche  escondida bajo una gran capa a las tabernas como el Orlando de Woolf y un día irme allí, en uno de sus sótanos, sin que la servidumbre sepa cómo, ni de qué tal vez por un golpe en la cabeza, en la oscuridad tal vez de inanición o de tristeza. Morir anónimamente, como esos antepasados que pusieron su granito de arena para levantar esta inmensa ciudadela  enterrarme y salir 20 años después como las cigarras, solo para morir 24 horas son suficientes para vivir en el mundo.  Apagar todo, borrarlo todo, solo escuchar aullidos de lobo y el rugir del viento en las copas de los árboles salir de este mundo que invade, que ensordece solo oscuridad y silencio, como debe ser en el fondo del mar como debe ser la muerte, tan esperada.