En primera persona
Una mujer que llegó a formar parte de mi familia hace muchos años y a quien siempre admiré precisamente por ser lo que en ese momento ninguna de las mujeres de la mía era (universitaria, bilingüe, "viajada" por el mundo), me dijo, estando en mis veintes, que si hubiera podido escoger otra vida no se habría casado ni tenido hijos, sino que viviría sola y se dedicaría a escribir. ¡Cuánto me escandalicé en ese momento pensando que lo que decía era una especie de herejía, teniendo como tenía una "bonita" familia con esposo, dos hijos y una carrera! ¡Era todo lo que deseaba para mí en ese momento en que iba por ahí metiendo la pata mientras decidía qué hacer con mi vida! Aunque viviendo en su casa pude darme cuenta de que su matrimonio con un hombre abusivo y adicto era un infierno... Pero, ingenua como era, estaba firmemente convencida de que no sería ese mi caso, que encontraría a un hombre bueno que me haría feliz. Y bueno, algunos años después lo encontré. Pero ento