Preguntas

 En lo que a relaciones se refiere, ¿debemos renunciar siempre a algo para obtener ya sea amor, amistad o compañía? Porque si lo pensamos bien hay espacios (incluyendo los físicos, como el lugar en la cama, en el baño o en el armario) que cedemos para que el otro o la otra entren en nuestra vida; también una gran parte de nuestro tiempo de ocio o actividades solos o con otras personas, que entregamos porque creemos que vale la pena... ¿La vale, realmente? Muchos responderán que totalmente.

¿Qué es lo más sensato: ir tras de un ideal imposible aunque se nos vaya la vida buscándolo, o amar "imperfectamente" a alguien que se parece poco a lo que soñamos, porque no cumple con todos los ítems de nuestra check list, pero que está ahí, plenamente dispuesto?

¿Qué tan realista es quererlo ‘todo' en una relación: compromiso emocional, cuidado, demostraciones de afecto, buen sexo? ¿Qué tan justo es con nosotros conformarnos con solo algunas de esas cosas?

Nos suele pasar a las mujeres que cuando exigimos o ponemos condiciones nos sentimos culpables de forzar las cosas, porque desde el principio sabíamos que la otra persona iba solo tras el intercambio de fluidos corporales... ¿Deberíamos sentirnos responsables de pasar por alto la bandera roja de que haya aceptado nuestras demandas únicamente para acceder a nuestros cuerpos? ¿Lo justificamos con el argumento de que el amor vendrá después, porque este se construye con el tiempo?

Por otro lado, ¿si existe la pasión, los fuegos artificiales, la piel erizada, pero está salpicada de love bombing, refuerzo intermitente y apego desorganizado (para hablar con términos actuales)? ¿Y si por el contrario estamos en una relación en la que no hay descargas de adrenalina pero nos hace sentir seguras, nos da tranquilidad y no una montaña rusa de celos o dependencia? ¿Qué, además de lo ya estudiado por la psicología, nos hace decidirnos por una y no por otra otra?



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