Hermosa maternidad...

Muchos hablan de las maravillas de serlo pero yo aún no encuentro una razón para querer tener descendencia.

Puede que en los albores de la humanidad fuera necesario reproducirse -por eso ha sido siempre inherente a nuestra condición de seres vivos-, pero ahora y en este mundo que odio ¿qué justificaría lo que considero una irresponsabilidad? Me parece una falta de respeto con ese nuevo ser traerlo a la vida y una crueldad que en la mayoría de las familias de clase media se les dé a los hijos todo, se los malcríe con cosas innecesarias para luego sacarlos de la casa, de la "vagancia" en pro de la productividad, cuando no se les ha enseñado a ser productivos.

Muchos dirán que es la ley de la vida pero es asqueroso que, por ejemplo en E.E.U.U. quieran echarlos cuando obtienen su licencia de conducir -es decir a los 16 años- o les saquen provecho metiéndolos en cuanto concurso, comercial de t.v. o reinado encuentran (como lo podemos ver en los famosos "realities") siempre que les pueda traer algún beneficio. O ¿qué tal cuando se los retiene con el cuento de que todo está muy caro como para que puedan hacer su propia vida o de que "tienen" que ser el sostén de los padres en la vejez? ¿Y qué decir de los pobres miserables que utilizan a sus hijos para robar o pedir limosna, los que los alquilan, prostituyen, etc.?

No encuentro más que egoísmo en la paternidad (y en la maternidad obviamente) cuando no improvisación. Me sorprende el que los padres no enseñen nada, limiten su papel a comprar comida, trapos y juguetes (en los llamados hogares privilegiados) y buscar las instituciones más costosas, prejuiciosas y represivas (como  los colegios religiosos) sin ser capaces de transmitir algo esencial como el amor por el mundo y todo lo que lo habita.

El principal método de enseñanza termina siendo el pésimo ejemplo que se les da, la falta de respeto con que a veces se  los "reprende", los insultos o golpes y en no pocas ocasiones la permisividad... Luego se quejan, lloran y reclaman, aunque la mayoría termine mostrándose orgulloso para no reconocer su fracaso y en  muchos de los casos, serán más felices quienes tengan retoños escandalosamente ricos (aunque esa riqueza provenga del crimen) que quienes por obra del azar terminen teniendo la "mala suerte" de contar con personas pensantes dentro de su progenie (esto último como resultado  de la noción de éxito que impone nuestra trastornada sociedad).

En conclusión, seguirá siendo un bicho raro una mujer cuya mayor realización no sea ser madre y un hombre que decida no ir por ahí esparciendo su semilla. Yo entre tanto, miraré con algo de recelo a las madres y padres entre enamorados y hastiados de sus hijos maleducados e insoportables. Continuaré amando la música, los libros y a mí misma y esperaré el momento de extinguirme sin dejar mi huella genética, sin el placer incomparable de ser llamada mamá, deseando de todo corazón no tener que tragarme estas palabras algún día...

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