¡Mátenme, feministas!

Por alguna razón que otros sabrán explicar mejor, no siento una empatía especial por mi género; me caen bien o mal las personas, independientemente de que sean hombres o mujeres, no asumo que ellas deban generarme aceptación sólo porque son como yo. Tampoco me siento particularmente cómoda rodeada de otras féminas, a veces sucede todo lo contrario, me intimidan cuando las veo tan crispadas (ya sé, amigas feministas, es por la opresión de tantos siglos), que muchas reuniones con ellas me hacen sentir un enorme deseo de huir.

Me sucede también con muchos hombres, aunque no puedo caer en generalizaciones, porque si bien es evidente que algunos me causan incomodidad, aprensión y hasta fastidio, los que son mis amigos y otros conocidos, se me hacen una compañía verdaderamente agradable. "Será por el tema de la seducción" dirán, "será porque ellos siempre te están viendo como un pedazo de carne al cual probablemente podrán engullir sin mucho esfuerzo" -puede ser-, pero disfruto estar con hombres, hablar con ellos, discutir, como también he disfrutado hacerlo con mujeres olvidándome del género, conectándonos intelectual o emocionalmente.   

No quiero decir que no tenga amigas: tengo unas entrañables a las cuales quiero y admiro, con las que me siento cómoda y relajada, por las que no me siento juzgada; pero no disfruto especialmente la reuniones que muchas suelen llamar de manera jocosa "aquelarres" si éstas son para denigrar de los hombres o de otras mujeres. Me gustan las buenas conversaciones con ellos o con ellas, no asumo que sea mejor con uno u otro género.

Tampoco siento que nosotras seamos particularmente inteligentes o mejores, no creo que un mundo gobernado por nosotras sería mejor, ni que el hecho de poder dar vida (con la colaboración de los hombres, por cierto) nos haga superiores. No me parece que el hombre deba ser erradicado de las faz del planeta. De la misma manera deploro que en muchos temas los hombres sean superiores porque nosotras no nos preocupamos por cultivarnos. Conozco mujeres brillantes, sí, con una vasta cultura, intelectuales, pero al menos en mi entorno, no son tantas como me gustaría.

En cuanto a sentirme especialmente afectada por lo que les ocurre a tantas mujeres en el mundo, por supuesto que sí: soy una de ellas, me he sentido vulnerable y vulnerada por mi condición como tal, he sentido rabia por no poder salir después de cierta hora sin el riesgo de ser violentada; he llorado por la muerte de muchas a manos de sus parejas, del padre de sus hijos, de aquel a quien entregó su amor. He sentido rabia por las miles de niñas abusadas. Pero también me duelen los niños.

No creo que el hombre, el masculino sea nuestro enemigo natural. Al menos no siempre. Tampoco que todos sean victimarios, nosotras también podemos serlo. Rechazo el feminismo que censura a la que quiere casarse y tener hijos o depilarse las piernas y usar maquillaje. Creo que si bien muchas fuimos abusadas y callamos por miedo o porque sólo posteriormente tuvimos conciencia de que lo que nos habían hecho estaba mal, deploro que esto sea utilizado como instrumento de desprestigio o como venganza, así como negar al padre el contacto con sus hijos porque se fue con otra; considero que poco bien le hace a un movimiento que alcanzó tantos logros acusar a mansalva o sin pruebas sólo por hacer daño o reinvindicar nuestras luchas, de actos que si bien son reprochables y el producto de una cultura machista y patriarcal, no son delitos o hasta hace poco no eran considerados como tales, pues estaban "normalizados" para usar sus términos. Debemos educar, formar nuevas generaciones libres de discursos machistas y patriarcales.

Escupir en la cara a los ‘falotenientes' no es la manera.

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