Mi vida con ellas

Antes de leer "Un cuarto propio" de Virginia Woolf, en una entrada anterior, escribía: "por alguna razón que otros sabrán explicar mejor, no siento una empatía especial por mi género; me caen bien o mal las personas, independientemente de que sean hombres o mujeres, no asumo que estas deban generarme aceptación sólo porque son como yo. (...) Tampoco siento que seamos más inteligentes, no creo que un mundo gobernado por nosotras sería mejor, ni que el hecho de poder dar vida nos haga superiores. No me parece que el hombre deba ser erradicado de la faz del planeta. De la misma manera, deploro que en muchos temas los hombres sean superiores porque nosotras no nos "preocupamos" por cultivarnos. Conozco mujeres brillantes, sí, con una vasta cultura, intelectuales, pero al menos en mi entorno, no son tantas como me gustaría".

Muchas cosas han cambiado: Woolf nos hizo saber que el hecho de que no existieran tantas mujeres científicas o artistas como hombres no era solo cuestión de voluntad, que tener poco conocimiento y formación no fue culpa de nosotras o de nuestra carencia de inquietudes o habilidades intelectuales; no fue nuestra decisión hablar solo de lo doméstico, ni del amor, ni tener tan poco interés en las cosas profundas, "excelsas" de la vida, como parecían tenerlo los varones: fue producto de unas condiciones de sometimiento inhumanas, porque durante siglos nos ubicaron en un nivel inferior al de las mismas bestias (en muchas culturas era mucho más importante poseer una vaca o un burro que una hija); se nos privó del uso de la palabra como expresión del pensamiento; se nos consideró inferiores intelectualmente y hasta algunas religiones como seres carentes de alma; se nos relegó del arte, de la escritura, de la política; se nos acusó de locas con tanta frecuencia que terminamos por creerlo, al igual que lo de insuficientes intelectual y físicamente. 

Aun arrastramos en nuestros cuerpos los ecos de esos estigmas: consideramos que porque nos falta o sobra un poco de grasa o vello o tenemos cierto tipo de cabello o de piel somos imperfectas y necesitamos acudir a productos y modificaciones que nos pueden llevar a la muerte. Somos inseguras porque el mundo se ha encargado de recordarnos cada día de nuestra existencia que tenemos que demostrar que somos iguales a los hombres aunque no lo seamos, porque ellos siguen teniendo los mayores privilegios.

Ahora somos profesionales y seguimos con la carga de la familia. Hay muchas más artistas, intelectuales, científicas, pero seguimos en desventaja: ganamos menos o se nos juzga con mayor severidad, poniendo especial atención a cualquier falla, al más mínimo asomo de emocionalidad para acudir a la sucia teoría de que estamos bajo los efectos de nuestro periodo o nos guía el resentimiento. 

No tienen que aprobar cada cosa que hacemos para defender el derecho, no solo a la igualdad, sino a nada más y nada menos que ¡a la vida! que se nos sigue arrebatando en virtud de nuestro sexo; pero pueden, al menos, tratar de entenderlo.

Nuestra existencia sigue siendo dura, pero seguimos en la lucha.

Comentarios

  1. Interesante planteo y cómo siempre, mucho por hilvanar. Comencemos por el título, MI vida con ellas, es decir yo y las otras, aunque al final muestras que en las otras también estás tú. Este distanciamiento me hace pensar que quizá hay un sentir diferenciador... Por otro lado, me parece que tú reflexión -que calculo se inscribe de alguna manera en el marco de la conmemoración del día internacional de la mujer trabajadora-, hace llamados respecto a este debate tan vigente hoy sobre género, feminismos, igualdad, equidad y eso como se ve en la vida cotidiana. No profundizaré en ello, sin embargo quisiera marcar que hay mucha confusión respecto a los feminismos y creo que en un punto esto obedece también a la tergiversación, que creo es a propósito, hecha por los medios de comunicación y ciertos grupos sectareos, conservadores y religiosos en relación con los propósitos del feminismo. El feminismo no es lo opuesto al machismo, no es el odio a los varones, no es superponer el matriarcado por el patriarcado; una de las corrientes feministas es reconocer que las sociedades occidentales están organizadas en forma desigual por diversos clivajes (sexo, raza, etnia, ubicación geográfica, edad, etc) a través los cuales la diferencia se convirtió en desigualdad. También las feministas del sur, los feminismos críticos y las feministas decoloniales van a cuestionar las categorías clásicas con las que el feminismo hegemónico ha explicado la subordinación de las mujeres. En este sentido, como bien lo dices, en muchas culturas las mujeres ni siquiera son consideradas seres humanos -como durante el período de la esclavitud, o incluso algunos autores plantea que hoy tenemos nuevas formas de esclavos-. Entonces si no somos humanos, ¿cómo pensar la igualdad cuando ni siquera somos sujetas? Quizá tu consigna del derecho a la vida, a la existencia al ser, al vivir sea más inclusiva.

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  2. Como siempre, gracias por comentar, querida. Primero, sobre el título: es robado de un disco de Fito Páez en el que hace homenaje a las mujeres importantes en su vida y yo quería hacerlo de alguna manera (aunque siga expresando que ser mujer no me hace dar por sentado que seamos mejores o que debo estar de acuerdo con ellas siempre y en todo). Me siento mujer, claro, si es que existe ese sentir -y aun si no existiera, mis órganos se encargan de recordármelo todos los días- pero sobre todo me siento humano, individuo, aunque a veces sea difícil identificarme también con esa especie que llaman homo sapiens. En fin, aunque me cueste la identificación reconozco las difíciles condiciones que nos ha tocado vivir a quienes nacimos con útero y vagina, a muchas más que a otras, por supuesto (nuestras antepasadas, las negras, las indígenas, las pobres), aplaudo y acompaño las luchas que nos permiten ahora un mejor estar en el mundo, pero ser mujer no me define completamente, como diría Virginia Woolf y reconociendo también el desprestigio de que hemos sido víctimas, así como los movimientos feministas, no dejo de ver que hay unas corrientes que considero equivocadas, sesgadas e incluso hasta peligrosas, así que apoyo también las militancias que van más allá de las pintas, los pañuelos morados y las acciones presentadas como vandálicas por algunos medios (aunque rechazo que se les califique así). Creo que cada mujer que luchó por un lugar, que se atrevió, que se enfrentó al poder es feminista, así no se denomine como tal (yo no lo hago) ni salga a las calles cada 8m o 25n. Tampoco apoyo completamente el "amiga yo te creo" porque si el feminismo es juez y parte ¿qué le queda a la justicia? Pues apague y vámonos, porque si la sola denuncia ya hace al denunciado culpable ¿para qué juicio? En fin, no me gusta la idea de un mundo solo hecho por y para mujeres, ya decía Woolf que somos muy poquitos dos sexos (contextualizándolo en su época, claro, ahora el género es algo más amplio) como para querer que solo seamos uno; los hombres, algunos de mi vida, otros de la historia, pueden ser fascinantes, también muchas mujeres, y va más allá de eso que se ve y lo que esconden sus ropas, mucho más allá.

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    1. Pues es inquietante tu planteo. Lo primero y en eso lo interpreto como una falta de comprensión, el feminismo NUNCA ha planteado un mundo solo de mujeres. No obstante, tampoco le tengo miedo a que reconozcamos que antes del patriarcado, más allá del escosor que a la gente le causa ese concepto porque lo siguen negando, hubo sociedades organizadas de forma MATRIARCAL, y aquí me voy a traer una reflexión de unas psicólogas Junguianas quienes indican -y yo adscribo a ello, que lo femenino es un arquetipo, un patrón universal de la psique humana y que está presente en varones y en mujeres, por lo tanto NO es particular de un solo género. La asociación femenino en cierto tipo de cuerpos es producto de una construcción socio cultural en organizaciones occidentalizadas y patriarcales y por eso digo que hay una incomprensión del feminismo. Declararse feminista no es decir que lo soy por ser mujer, es porque reconozco los principios de la solidaridad, del cuidado, de la atención y la preocupación por los otros, como principios éticos de la sociedad en oposición a los principios del egoísmo, el individualismo, la competencia como factor de éxito impuestos por el partriarcado y el capitalismo que por si acaso, no debe olvidarse que el patriarcado es hijo del capital para garantizar que el plusvalor acumulado quedara solo en cabeza del descendiente masculino y ahí es uno de los factores para romper la sociedad matriarcal. Segundo, sobre la lucha por los derechos, yo no creo que solo lucharon en el pasado algunas mujeres. Obvio que los antecedentes de las burguesas norteamericanas y europeas fundantes del feminismo hegemónico fueron importantes para el logro de derechos civiles, esto que decíamos de que se nos reconociera como seres humanos, es decir como seres de la especie, ni si quiera como sapiens, solo como miembros de la especie.. y posterior a ello, las corrientes feministas decoloniales, críticas o feminismos del sur van a señalar la enorme variedad en la que la experiencia de lo femenino se materializa, en cuerpos sexuados o no como hembras, en todo caso encarnados e identificados con lo femenino como forma de ser, estar y comprender el mundo. Yo no solo me declaro feminista, sino que hago activismo feminista porque creo consciente y confiada en que este mundo vive muchas desigualdades (no solo la de sexo) y que necesitamos construir una sociedad donde los humanos, todos, sin distinción tengamos cabida.

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  3. Espero que lo de “inquietante" de mi comentario tenga un sentido positivo; es la idea, por supuesto. Mi querida, he estado por error en grupos de supuestas feministas que abogan por la expulsión de los hombres no solo de sus vidas sino de todos los espacios, que predican el lesbianismo usando a su acomodo la consigna “lo personal es político" y si bien, he sido vulnerada de muchas formas por los machos y el patriarcado, no los considero mis enemigos, así que nunca estuve de acuerdo con esos postulados. Por otro lado, tú lo sabes mejor que yo porque eres una militante, tengo clarísimo que hay muchos feminismos y los decoloniales, los que van más allá de los pañuelos y los actos llamativos, los que incluyen a las mujeres de los sectores más deprimidos y no solo a las cisgénero, son valiosísimos y aportan mucho no solo a las luchas por nuestros derechos sino a los de todos. Aunque no me declare como tal porque no me gusta etiquetarme, como mujer que desafía las normas, que lucha porque no se dé nada por sentado en cuanto a lo que debemos o no ser, si me preguntan diría: claro que sí, soy una feminista.

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