Gracias a la vida

 Solía pasar de la envidia al alivio cuando veía parejas que acumulaban muchos años juntos, a veces pensaba ¿por qué no pude tener lo mismo? Pero también ¿cuánto me habría costado en términos de libertad, compartir gran parte de mi vida con alguien más? Pero en últimas el mayor interrogante siempre ha sido ¿por qué nos inocularon esa idea -tan macabra por lo inexistente- del amor? ¿Querían hacernos vivir en la frustración, porque todos sabemos que eso que  muestran en las comedias románticas es imposible?

Tuve la oportunidad de casarme y la desperdicié, tuve la oportunidad de ser madre y la rechacé, no imaginaba de ninguna de las dos maneras un ser dependiente de mí y constantemente demandante de mi energía: apenas puedo conmigo. Admiro a las buenas madres, a las que pueden con todo y además dan amor, no a las que buscan cómo deshacerse de sus hijos dejándolos al cuidado de otros ni a las que los ignoran y maltratan (aunque casi las entiendo, debe ser agotador vivir con el ruido propio y sumarle el de otros).

Ahora valoro todo lo que el amor “no permanente" me permitió: sufrí, sí, pero me reinventé un par de veces (y espero seguir haciéndolo); fui a tantos lugares sola que aprendí a disfrutarlo -y a buscarlo-; nunca fui la madre de nadie y hace mucho dejé de ser la pareja de alguien; soy solo yo y aunque a veces me queje, en general me encanta. 

Ya no creo y mucho menos sufro por no haber tenido acceso a esa “felicidad conyugal" de que muchos presumen y que está plagada casi en general de grandes sacrificios, engaños y auto engaños, aplazamientos y encubrimientos; pero sobre todo de una pérdida de individualidad y de la incapacidad de auto percibirse como un ser completo, y suficiente.

Tal vez esto no aplique para todos los casos y muchos sientan que su vida marital les permitió realizar completamente su potencial. Yo le agradezco a la vida hoy que mi historia haya sido otra.

Y que venga lo que venga.


Comentarios

  1. Sin duda la ideologización del amor, la pareja y la maternidad ha llevado en muchos casos a la negación o el rechazo de éstos. La pregunta sería, no se quiere eso o no se quiere desde los referentes estereotipados y normativos que la sociedad ha establecido. Aunque también llevo algún tiempo sin pareja, y lo he estado en diversos momentos de la vida, siento que una pareja y un hijo o hija son fundamentalmente un desafío a la sombra. Es verdad que mi maternidad fue deseada, y eso coloca un montón de decisiones más conscientes respecto a ese papel. Mi hija, dependiente por ahora, me enseña cada día, verla me hace sentir feliz, escuchar sus palabras, sus cantos, sus juegos, sus interpelaciones, sus llamados de atención, son cosas tan maravillosas que me hacen plena. NO diré que ella es mi felicidad completa, pero sí que es una parte de mi felicidad. Sé que pronto partirá y haré todo lo posible para que así sea, porque entiendo que el amor debe permitir volar y crecer. No espero que me cuide en la vejez, tampoco la tuve para ver la pinta. Mi única expectativa es que pueda ser feliz. Quizá también deba soltar esta. Y en cuanto a las parejas. Mis convivencias han sido cortas, satisfactorias y por supuesto con muchas contradicciones. Cada una de ellas me enseñó. No quiero alguien que me complemente, ni alguien que me haga feliz, porque lo soy en cada cosa que hago. Sin embargo, si que es verdad que en muchos instantes deseo tener un compañero para sonreír, especialmente en aquellos momentos donde todo parece trágico; una persona con quién contar cuando la soledad y las responsabilidades me agobian; un hombre con quién disfrutar del placer infinito del encuentro sexual; un hombre para pelearnos y luego reencontrarnos. Celebro infinitamente la multiplicidad de opciones, como la tuya y al mismo tiempo creo que podemos inventarnos de otras maneras. Cuáles son las de cada uno?

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  2. Cuando leí tu comentario tuve un lapsus y confundí ideologización con idealización y creo que ambas palabras aplican, pero la tuya implica lo que toda ideología encierra de peligroso cuando se lleva al extremo y sí: el amor romántico se convirtió en una ideología. Mis experiencias, al contrario de las tuyas, no fueron tan satisfactorias, tuve relaciones largas que fueron tortuosas, marcadas por la inseguridad y el caos, uno nada productivo y sí muy desgastante, y si bien desearía compartir mi vida con un hombre (aunque ahora no descarto otro tipo de relación) me gustaría que fuera para sentirme plena y no devastada, en sufrimiento, en constante falta, cosa que sinceramente veo difícil y en cambio sí observo en muchas parejas que llevan años aguantando tanta presión y dramas. Sobre los hijos, solo ahora lo vine a descartar, pero nunca lo sentí como una necesidad ni me sentí del todo lista y en equilibrio como para ser una madre buena, de esas que dan amor de verdad, no apego enfermizo o violencia. Amo a los niños y lo que enseñan, pero no pasó para mí, no hubo nadie que me motivara a compartir esa responsabilidad y ahora simplemente no es una opción. Agradezco que te tomaras el tiempo de leer y comentar
    Un abrazo, como siempre 🌷

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    1. Espero no incomodar pero es que tus palabras me interpelan. En realidad creo que habría mucho por conversar y dilucidar. Sin embargo, quiero señalar dos cuestiones. Primero, comparto contigo -creo que por eso he tenido tres matrimonios- que las parejas suelen aguantar un montón de cosas -no terminó de entender bien por qué-, de inconformidades e insatisfacciones con el otro/a, y quizá por eso también me aterra esa forma de relación. Por el contrario, cuando he sentido que realmente la insatisfacción me devasta, me voy. Podría decirse que huyo, aunque me tomo el tiempo para analizarlo antes de decidir. En el revés de esta situación puede decirse que quizá me falta más tolerancia, más aguante -lo cual puede ser cierto-, no obstante conforme a mi convicción creo que las relaciones de pareja deben servir para nuestro crecimiento en tranquilidad -esto implica también los conflictos propios de la vida-, pero cuando las contradicciones y los conflictos parecen irreconciliables, tomo distancia. Ante tu narración me pregunto ¿cuánto de lo que sentimos es por los otros o por nosotras mismas? Yo también me he sentido agotada, a veces me sentí como si la relación fuera una carga y hoy, cuando miro atrás pienso que tanto de eso fueron mis propias expectativas, mis propias frustraciones, el mantener la idea de como soñaba que debía ser y menos el disfrute de lo que era? En segundo lugar me parece interesante esto de "una madre buena", ahí se expresa la ideologización y la idealización como bien lo dices. ¿qué es buena? ¿Acaso yo lo soy? ¿cuál es el amor de verdad? existe acaso el amor verdadero? Por muchos años, al igual que tú sentí que yo no podía ser madre porque era demasiada responsabilidad y, de la misma manera sentía que formar un ser humano requería de uno las más altas cualidades, capacidades y criterios. Quizá por eso mi decisión tardía. SIn embargo, la experiencia de maternar me ha enseñado que hacemos lo que mejor podemos, lo que somos capaces de hacer en cada momento, con nuestro corazón, con nuestra intuición, con la razón. Estoy segura que mi hija tendrá dolores hacia mí -espero no demasiados traumáticos-, porque por más que intentemos ser esas buenas madres, siempre habrán dolores, cosas por mejorar y miradas críticas para hacer. También he descubierto que mi hija me ha permitido verme, sentirme de otra manera y ser mejor persona. Es más, muchas veces he dicho que la maternidad humaniza. Claro, insisto en esto y me parece que no es menor. Yo lo decidí y lo asumí. No será la misma experiencia para quienes obligadamente lo asumieron, quiénes no tuvieron opción, quiénes no cuentan con respaldo, en fin, las múltiples posibilidad que hacen a la maternidad. Y existen otras tantas que como tú, maternan desde otro lugar. Tú tienes tus hijos de otra manera, en otras iniciativas, en otros proyectos, como lo es maternar tu propia vida. Espero que estés siendo la madre que tu vida necesita.

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  3. ¡Qué lindo esto último que dices sobre maternar desde otro lugar! ¡Lo siento así tantas veces, por ejemplo, con algunas pacientes con las que he establecido un vínculo de protección, además de la escucha! Y con algunos miembros de mi familia también lo siento ¿sabes que como en las épocas antiguas en que las solteronas eran madrinas yo tengo 4 ahijadas? Y para todas he sido, espero, una amiga/confidente que intenta apoyar sin juzgar y eso me encanta, algunas me dicen que hablan cosas conmigo que no pueden compartir con sus madres. Ahora, no sé si en ese tema de maternar me he olvidado y me he descuidado, ubicándome en un polo opuesto al tuyo he sido la que aguanta, la que perdona, la que con tal de que el vínculo permanezca permite que se la vulnere de muchas formas: mi ex, cuando vivimos en Santa Marta duró más de seis meses echándome y fui incapaz de irme (ya estamos haciendo terapia aquí) y al fin me fui, pero luego de eso lo perdoné, sentía que me moría si no estaba con él. En fin, creo que entre los dos extremos (la que no aguanta nada y la que permite todo) se puede encontrar un balance, esa es la mejor conclusión a la que puedo llegar. Nuestras experiencias de vida nos trajeron a esto que hoy compartimos y lo único que queda es sacar lo mejor para lo que venga y quién sabe si de pronto encontremos esos compañeros ideales que tanto deseamos ¿por qué no?

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    1. No te creas, también he aguantado y resistido situaciones por mantener los vínculos, por mantener eso que nos dicen que de las mujeres depende el éxito del hogar, la garantía de que un padre permanezca y los etc. Pero pasa que cuando eso llega al punto de sentir que no puedo ser, o que las situaciones me pesan demasiado, vuelo. Me parece lindo como lo dices, las experiencias de ambas nos muestran las dos caras de una moneda, ahora, cómo podriamos encontrar ese punto medio que permita estabilidad, equilibrio, balance, aún en situaciones difíciles?

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    2. Lo que creo que hemos ido aprendiendo con los años es lo que definitivamente ya no podemos aceptar y estoy convencida de que en eso debemos ser tajantes, en esos innegociables, por ejemplo: no acepto en este momento que me hablen feo, con gritos o malas palabras, en otras cosas puedo transigir y no me significan una carga imposible de llevar. Sin embargo, es difícil que se coincida con alguien que respete los límites y que ponga en la mesa los suyos con claridad y compromiso. Mi anterior pareja, por ejemplo, decía que tenía derecho a expresar la rabia como quería, así implicara ofender y maltratar y no pude con eso. Es complicado, pero creo que se puede lograr.

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  4. Ah, por cierto, lo de la madre buena es un concepto tomado de El arte de amar, de Erich Fromm, aunque más bien me refiero a lo que él plantea allí sobre la capacidad de la madre de dar "leche y miel" al hijo, en tanto que la primera (leche) es lo vital, poder atender sus necesidades básicas y permitirle sobrevivir y la segunda (miel) se refiere a la dulzura de la vida, el amor por ella (por la vida) y la felicidad de estar vivo, y para él solo es posible darla si la madre es una persona feliz, está satisfecha y plena y creo, tal como él lo afirma, que esto es lo más difícil de lograr en la maternidad, para muchas mujeres es imposible y no porque no lo desean, sino porque no pueden, por las condiciones de vida en las que crecieron.

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    1. Desconozco el texto que mencionas, no al autor. Y me alegra mucho saber que conforme a esa definición yo diría que soy una buena madre. Creo que la felicidad son momentos, a veces cortos e intensos, otras veces largos, apaciguados, tranquilos, otras veces sencillamente estás ahí y te alegras de estar... de la misma manera, la felicidad siempre se acompaña del lado de la tristeza, de las dificultades, de las cosas amargas... sin ellas no podríamos sentir lo otro. Y así es la maternidad, un mundo infinito para experimentar la felicidad, la tristeza, la angustia, el desazón... al final, en mi experiencia personal, siento que el solo hecho de tener mi nena al lado, despertarme y encontrarla, recibir sus abrazos, sus reclamos, sus reproches, su alegría, su juego, sus desafíos, me hacen feliz y feliz. Claro, hay días que quiero salir corriendo, tener mi propio espacio, quizá no tenerla por un par de días (la tengo casi 24/7) y también en esos momentos me siento feliz y viva, porque me doy cuenta de esa otra que también soy!

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    2. Si eres feliz (no todo el tiempo, pero si logras esos breves momentos de felicidad de vez en cuando) y logras transmitirle esa felicidad a tu hija y le haces sentir la alegría de estar viva y en este mundo, entonces eres una madre "dadora de miel", así que eres más que una buena madre ;)

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