Un lugar en el mundo

Pareciera que no hay lugar en este mundo a donde ir sin sentirse amenazado. Si nuestros antepasados iban de un lugar a otro buscando alimento, huyendo de las fieras, ahora huimos de los crímenes perpetrados por seres de nuestra misma especie. 

Los estados -con pocas excepciones- han fracasado en su función de garantizar la seguridad de los ciudadanos, aunque hace eones ya ni se esfuerzan por hacerlo: las incursiones a la vida política cada vez tienen razones más lejanas y distintas a la de servir a la causa del pueblo, en la mayoría de los casos se busca sólo el lucro personal o la fama y la grandeza, pasar a los anales de la historia.

¿Cómo vivir, sabiendo que nadie puede protegernos de todo lo que atenta contra nuestra integridad, tanto emocional como física, de tantas maneras? ¿Es por eso que buscamos nuestra felicidad en drogas, alcohol, entretenimiento, vídeojuegos, viajes y compras, muchas compras? Salimos a la calle y es muy probable que alguien intente agredirnos, violentarnos; el aire que respiramos está viciado y nuestra comida envenenada y, ¿por quién? ¿Son los tiburones y las ballenas quienes contaminan los mares con hidrocarburos, con todo tipo de desechos, con plástico? ¿Son los tigres y los elefantes quienes talan las selvas y los bosques? ¿Son los pájaros los que vierten a nuestra atmósfera miles de millones de partículas dañinas?

Sabemos la respuesta, lo cruel es que quienes criticamos a ciertas religiones por considerar al humano como el ser superior por supuestamente estar hecho a imagen y semejanza de la divinidad y por consiguiente ser el amo de la naturaleza, debemos reconocer que si en algo se ha destacado esta especie es en su infinita capacidad para la destrucción, incluso de algo tan maravilloso y monumental como este hermoso planeta, ese "punto azul pálido en el espacio", como decía Carl Sacan.

Dice Francisco, el Papa: "son los comunistas quienes piensan como cristianos"; desafortunadamente, los sistemas creados por humanos son imperfectos y corruptibles y el capitalismo ha hecho bien su trabajo de desprestigio de todo orden que no favorezca el libre mercado: ya no hay nada en el mundo que no tenga precio, que no pueda ser comprado, hasta la dignidad. Si los sistemas han fracasado y muchos gobiernos han caído (algunos no por su incompetencia sino por lo contrario, por querer hacer las cosas de manera correcta) ¿qué nos queda? ¿La movilización social, la indiferencia, confiar en la nueva -o vieja- generación de tecnócratas?  Y ante una arremetida del neo conservadurismo y los extremismos que nunca se han ido ¿podremos tener esperanza?

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