Mi amigo burgués 2

 Se siente muy satisfecho con este nuevo triunfo del progresismo latinoamericano: mi amigo es, ante todo, un demócrata, y aunque está convencido de que el capitalismo es el sistema más viable para la coexistencia entre sociedades disímiles, le parece que se ha convertido en un lobo feroz que ha azotado a los países dejándolos sumidos en la miseria y la hambruna, mientras unos -muy pocos- poseen la mayor parte de la riqueza. Está seguro de que es necesaria una inyección de humanidad, un intento por emparejar las cosas; sueña con un futuro en el que sus vástagos no tengan que avergonzarse por tomar el brunch en la terraza de un buen restaurante de comida fusión, mientras migrantes y locales hambrientos se acercan a pedir unas monedas. Tampoco quiere tener miedo de que esta desigualdad rampante lo ponga en peligro por usar su apple watch o contestar una llamada en su iphone.

Acaba de regresar de Ciudad de México -sus utopías de recorrer el mundo ya no pasan por Europa, tierra llena de ruinas de grandezas extintas-, una de las tres metrópolis latinoamericanas junto con Río de Janeiro y Buenos Aires a las que no se cansa de ir y volver, pues está convencido de que allí, en sus territorios se definirá el futuro de esta zona del mundo tan vapuleada. Mi amigo no se considera un turista, es más bien un estudioso de las culturas para su crecimiento personal y por ende para su contribución al estudio de la sociedad humana. Se siente un viajero errante que va de la montaña al desierto, del mar al páramo, de las favelas a las grandes alamedas; quiere que su vida sea un testimonio de las semejanzas y los contrastes, de la dialéctica que caracteriza la existencia, de lo trascendente y lo efímero de nuestro paso por este mundo. 

Sigue en su proceso de deconstrucción; su compañera ha contribuido enormemente a develar sus machismos ocultos y poco a poco ha ido eliminando de su discurso esos decires del patriarcado que contribuyen a discriminar a las compañeras y compañeres (no solo mujeres, sino todo el espectro de opciones sexuales que pueden coexistir en la especie humana). Acepta su naturaleza bisexual y ya no teme abrazar y besar a sus amigos hombres, aunque estos se sientan intimidados: él está muy seguro de sus gustos y tendencias, que son abiertos, pero honestos, sin buscar dañar a nadie, ni mucho menos incomodar a su pareja o parejas sexuales. Trata de ser responsable emocionalmente, de hacerse cargo de sus defectos y sus responsabilidades, trata de reconocer cuando sus palabras o actos agreden, está muy sobre sí mismo y también se encarga de de señalar lo que no tolera o considera ofensivo de otros.

Mi amigo siente que va por el camino correcto y, por primera vez en su vida, está seguro de que el mundo también...

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