Esa noche
Me diste un beso bajo la lluvia
y mientras veía tu espalda alejarse, pensaba:
¡Qué ganas de restearme, de poner las fichas que me quedan en la mesa,
tirar toda la carne en el asador!
Quemar las naves y no volver
al amor tranquilo
a la pasión controlada
a los riesgos menores
arder en tu fuego
azotar puertas y partir vasos
trenzarnos en una pelea que termine
en el piso con nuestras piernas enredadas
quiero una noche que no acabe nunca
con la lluvia silenciosa cayendo en la ventana.
Comentarios
Publicar un comentario