¿Usted qué sabe?
Hace unos días, un consumidor de heroína en rehabilitación expresaba su indignación por lo que para él significaba mi falta de autoridad en el tema diciendo "¿usted qué puede hablar de las drogas si no ha tenido problemas con ellas?". Le dí la razón, pues aunque he probado algunas ninguna logró engancharme al punto de llegar a la adicción. Es de esto último que sí puedo hablar, porque soy una adicta: soy afecto-dependiente.
Desde los catorce años no recuerdo haber pasado más de un par de meses sola, siempre he estado en una relación o saliendo de ella, he llorado y me ha costado trabajo dejarlas, he sufrido por muchos hombres y en eso he sido democrática, no he hecho distinción de raza o credo. Me he enamorado de pequeños delincuentes en ciernes que luego se convirtieron a la fe; de mujeriegos incansables que hoy están felizmente casados y se sienten realizados viendo crecer la familia y sus barrigas; de ricos herederos y pobres a los que tocó cargar bultos en las plazas de mercado; de revolucionarios antiimperialistas que hoy viven en los Estados Unidos; de ateos que ahora venden biblias casa por casa en un país lejano; de hedonistas que se jactaban de gastarse sus salarios en rumbas; de idealistas que querían salvar el mundo creando grupos de estudio marxistas y hoy son aburridos funcionarios públicos.
Algunos han sido consumidores ocasionales de marihuana o perico y yo con ellos. Unos escuchaban a Ricardo Montaner, a otros les gustaba el rock "suave" de los 80's, a otros la salsa, el reggetón y hasta el metal (gracias a eso tengo buen oído). Les he entregado no sólo mi cuerpo, también mi mente y mi conciencia... He pasado del capitalismo salvaje al comunismo y de ahí al anarquismo; de vestirme como gomela a usar convers y jeans sin una gota de maquillaje; me he montado en camionetas de traquetos y en buses destartalados o en carros llenos de indígenas, gitanos, homosexuales, travestis o simplemente campesinos que pedían un aventón en una carretera desolada de cualquier empobrecido departamento...
Hice de todo para que no me dejaran, traté de ganarme su aprobación, quise ser la mujer más interesante, sexy y divertida de toda la comarca. No me importó cambiar de ideología o gustos, ponderar cualidades amatorias inexistentes o alabar penes de tamaños irrisorios: se trataba sólo de complacerlos. Todo para terminar pudriéndome sola en este infierno mientras ellos se alegran de haberme dejado atrás, porque aunque para algunos sólo fui una caricatura, para otros fui la peor de sus pesadillas...
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