Por alguna razón que otros sabrán explicar mejor, no siento una empatía especial por mi género; me caen bien o mal las personas, independientemente de que sean hombres o mujeres, no asumo que ellas deban generarme aceptación sólo porque son como yo. Tampoco me siento particularmente cómoda rodeada de otras féminas, a veces sucede todo lo contrario, me intimidan cuando las veo tan crispadas (ya sé, amigas feministas, es por la opresión de tantos siglos), que muchas reuniones con ellas me hacen sentir un enorme deseo de huir. Me sucede también con muchos hombres, aunque no puedo caer en generalizaciones, porque si bien es evidente que algunos me causan incomodidad, aprensión y hasta fastidio, los que son mis amigos y otros conocidos, se me hacen una compañía verdaderamente agradable. "Será por el tema de la seducción" dirán, "será porque ellos siempre te están viendo como un pedazo de carne al cual probablemente podrán engullir sin mucho esfuerzo" -puede ser-, pe