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Mostrando entradas de 2023

El paso del tiempo

                                                                                                                            Para mi hermano   ¿Por qué a veces estás tan abatido?  ¿Por qué hay días en los que estás sensible y todo te afecta? Hace algunos años lloraste por ese niño que murió en las costas tratando de escapar con su familia de la pobreza y el hambre; ahora te duelen esos muertos bajo los escombros dejados por las bombas en tierras lejanas, aunque no entiendas su lengua ni practiques su religión. Has vivido más de media vida y todavía pareces esa alma recién llegada al mundo que se pregunta ¿por qué los hombres destruyen y asesinan, cómo pueden cegar una, miles de vidas? Y mientras más envejeces más vívidas son tus memorias: a  veces, la propaganda de un producto que consumías en la infancia te devuelve a esos días dulces y sientes que no has dejado de ser el niño que se sentaba alelado frente al televisor mientras comía su plato de cereal extranjero. También, sin saber

Amores binacionales

 Dicen que uno no debería regresar a los lugares en los que ha sido feliz y, según eso, yo no debería haber vuelto a la metrópolis de mi infancia. Pero lo he hecho muchas veces y nunca, ni en sus peores momentos, me ha decepcionado. Muchos conocidos ya han escuchado hasta el cansancio esta perorata: la primera gran ciudad que conocí fue la capital de Venezuela, mi segunda patria, y para una niña de 7 años que aun creía en seres sobrenaturales y en que los muertos resucitaban, fue una experiencia mágica y de colores, sabores y sensaciones inolvidables. Recuerdo llegar de noche y transitar a toda velocidad por una autopista que parecía flotar sobre el suelo (de hecho lo hacía), rodeada de inmensos edificios y avisos luminosos como los que se veían en las películas gringas, después de haber saboreado en las paradas del camino un café delicioso, más rico y más fuerte que el de mi propio país; unas arepas que parecían tener mil variedades para escoger; y ver en esos mostradores dulces y gal

¿Somos tolerantes?

 No tengo, como es el caso del personaje de la película El Grinch, ningún trauma relacionado con la navidad; de hecho, tuve unas maravillosas. Como a todo niño me encantaba en ese momento de la vida en que era algo mágico y desconocido (que hicieras una carta pidiendo juguetes y una noche aparecieran bajo el árbol era alucinante). No ando robándome los árboles ni las luces de nadie, pero resulta que crecí y me di cuenta de que era solo una ocasión comercial, un sincretismo entre creencias paganas y cristianas aprovechado para vender cada vez más productos, así que ver a la gente corriendo por sus regalos, sus adornos y sus “estrenos" se me hizo cada vez más ridículo y ahora me produce un tremendo aburrimiento. Pero resulta que pensar así es casi un delito. Me han dicho de todo y ya la verdad no me afecta, pero debo decir que no solo no me gusta la navidad, tampoco la natilla ni los villancicos y lo que más detesto es que sea una época en que más que nunca se aprovecha para pasar p

Ni putas ni santas

 Tuve ocasión de visitar el campo hace unas semanas y en una conversación con el anfitrión, que por cierto era un ciudadano francés que vive hace muchos años en el país (como siempre los extranjeros valorando más que nosotros lo exuberante de nuestra naturaleza), me comentaba que las flores que tenía como centro de mesa eran llamadas por los locales "cuarto de puta" por su olor particular. Nunca he entrado en la habitación de una prostituta, pero el aroma que expelen dichas flores es dulce y penetrante, lo que me hizo preguntarme cuál será la fascinación que ejerce esta profesión , "la más antigua en la historia de la humanidad", en las personas de todas las condiciones sociales. Es común escuchar frases como "fuma como puta presa" y no se entiende por qué no mencionan a los ladrones o asesinos cuando son atrapados por la policía y practican este hábito, sino específicamente a las meretrices, como si este fuera un rasgo único de ellas; también, cuando algu

En primera persona

 Una mujer que llegó a formar parte de mi familia hace muchos años y a quien siempre admiré precisamente por ser lo que en ese momento ninguna de las mujeres de la mía era (universitaria, bilingüe, "viajada" por el mundo), me dijo, estando en mis veintes, que si hubiera podido escoger otra vida no se habría casado ni tenido hijos, sino que viviría sola y se dedicaría a escribir. ¡Cuánto me escandalicé en ese momento pensando que lo que decía era una especie de herejía, teniendo como tenía una "bonita" familia con esposo, dos hijos y una carrera! ¡Era todo lo que deseaba para mí en ese momento en que iba por ahí metiendo la pata mientras decidía qué hacer con mi vida! Aunque viviendo en su casa pude darme cuenta de que su matrimonio con un hombre abusivo y adicto era un infierno... Pero, ingenua como era, estaba firmemente convencida de que no sería ese mi caso, que encontraría a un hombre bueno que me haría feliz. Y bueno, algunos años después lo encontré. Pero ento

Cotidiano

La basura en el andén  La baldosa que salpica El perro con sarna Mis ganas de tenerte. La alcantarilla sin tapa El humo de los buses La fila en al banco Mis ganas de tenerte aquí. El gato que casi atropellan La cáscara que me hace resbalar La música a todo volumen Mis ganas de tenerte entre mis piernas. La propaganda política  La moneda que nunca doy La campanilla del vendedor de helados Y tú que no vienes  a meterte entre mis piernas.

Hombre joven

¿A dónde vas, hombre grande, Gulliver que aplasta las cabezas como alfileres  en esta tierra de enanos? Llévate los abrazos que dejan al borde de la asfixia los besos que secan la saliva el sexo como correr una maratón tu orgasmo que no es débil quejido sino bramido que estremece el lecho tu fuerza que es la de mil caballos las palabras que lanzas sin ningún examen tu estar sin pedir permiso con esa arrogancia de los años en flor.

Delirio

 Estoy loca juro que lo estoy los conocimientos de la Academia no alcanzan para explicar el mal que me aqueja. Todo lo arruiné los amores, la carrera y mis dientes. La belleza -que tal vez no era tanta-, la perdí la inteligencia tampoco sirvió de nada porque nada aprendí. Sólo fui una sensual que vivió en la constante turbación del deseo que no ejecutó ni se aplicó que quiso escribir y le salió mal que soñaba con cantar y desentonó los hombres me repudiaron las amigas fueron un remedo una gata que murió me dejó en completa orfandad lo que dije hace tres minutos lo olvidé. No dejo obra ni hijo ni árbol ninguna memoria quedará de mí los gusanos esperan para devorarme  sigo viva, pero no sirve de nada.

Monogamia feroz

 Te encuentras con esos amigos que llevan más de diez años casados y sientes que son un solo ente que respira y camina en dos piernas, como unos siameses que de tanto andar juntos ya saben lo que cada uno va a decir y se completan las frases; te parecía lindo antes, pero ahora, después de tanto trajinar por la vida te parece un poco fatigoso. Escuchas en consulta a esos veinteañeros que al calor de la pasión engendraron un hijo que llegó a destiempo, que interrumpe sus rutinas y se suma a sus múltiples desencuentros; que será criado por la dedicada abuela quien no pudo educar a sus propios vástagos por tener que salir cada día a buscar el sustento, pero que ahora está dispuesta a reparar a través de este ser todos los errores que cometió y que seguirá cometiendo su descendencia sin que nadie pueda evitarlo... No entiendes por qué estos casi infantes insisten en permanecer juntos intentando exorcizar sus múltiples demonios (especialmente el de los celos obsesivos, omnipresentes) cada un

Soledad y libertad

  Quemar las naves  para la RAE es una expresión que significa "tomar una decisión irreversible" . Según Wikipedia, el término puede referirse a la decisión de Hernán Cortés durante la Conquista de México de inutilizar sus naves para dejar claro a sus hombres que la retirada era imposible.  Es lo que viene a mi cabeza cuando pienso que con el género masculino algo se rompió y no hay vuelta atrás.  Y eso que si alguien es biológica y decididamente heterosexual soy yo, porque desde muy temprano en la vida me volvieron loca la voz, el olor, la presencia de los hombres; su "mundo" -del que envidiaba el aparente dominio de tanta variedad de temas e intereses- y lo que creía que era su aporte "tan fundamental" para la humanidad, tanto en las artes como en la política y en las ciencias (eran épocas en las que ignoraba que lo que me aburría de las mujeres era lo que se nos había impuesto al relegarnos al ámbito "menor" del hogar y la crianza, sí, como si

De 2020

Sólo temo. De día, de noche, sólo el pánico sujeta mi mano. Háblame, dime que lo superaré este horrible tiempo. Ya no deseo ver a nadie la risa desapareció de mis labios. Sólo pienso en dormir Y no despertar. No es el virus el responsable de mi agonía Es un temor que no descifro: a morir sí, a enfermar pero también a vivir. Es el horror de esta vida lo que me atenaza ¿Tendré salvación? ¿Saldré del otro lado, estaré bien? La ansiedad no me deja pensar mi mente está vacía ya no hay ideología ni pensamiento no logro articular las ideas no puedo opinar sobre nada. Soy como un árbol hueco y ni siquiera las termitas  quieren habitarme.

Mi cuarto propio

  Que una mujer debe tener dinero y un cuarto propio para poder escribir novelas, sentenció esa extraterrestre monumental, que revolucionó junto con tantas otras el mundo llamada Virginia Woolf.  Lo hizo recordando que hace apenas un par de siglos las mujeres no teníamos un espacio físico más allá del compartido con otros miembros de la familia para "ser y hacer" a nuestro antojo, y por la pesada carga de obligaciones que tenían nuestras antepasadas como para hacer otra cosa además de fregar y cocinar; esto sumado al escarnio y la infinidad de críticas que recibían las pocas que se atrevían a desafiar ese mezquino orden establecido. Pues bien, he aquí que algunas no se resignaron y escribieron, pintaron, compusieron música, filmaron películas y se desnudaron, emborracharon e hicieron todo los que les estaba prohibido; cada vez somos más, aunque aun hay muchas que no tuvieron ni tendrán más destino que la cocina, la escoba o las calles para mendigar o prostituirse, porque les

Tuve una vez un amigo

  Más bien han sido varios, en algunos casos fue amistad verdadera, en otros había otras intenciones; unos desaparecieron, otros permanecen. Pero este en particular (a pesar de no ser lo que para muchos es una buena persona) me vio de otra manera que ahora, después de haber llegado un poco tarde a la comprensión de la desigualdad de los sexos, entiendo que fue imprescindible para perder el miedo a hablar desde mi propia voz y mi propio lenguaje. Es que su mirada no se fijaba en mis senos ni en mi trasero: estaba al nivel de mi cabeza y me apuntaba de frente al cerebro.  Con él descubrí lo maravilloso de pasar la noche hablando tanto de lo profundo como de lo banal, de los libros leídos sólo por el placer de hacerlo, de los chismes de la farándula local e internacional, de burlarnos del alto grado de estupidez de los demás y de nosotros mismos, de horrorizarnos con la maldad humana y asombrarnos con las portentosas creaciones de esta contradictoria especie que somos. En esas tertulias m

Amarguras

La mosca de la fruta tan examinada por científicos pasa sola, de la exquisita manzana  a la banana a punto de pudrirse; sus parientes las moscas comunes no conocen su tragedia: ella aprende, dice la ciencia pero muere en treinta días. Soy esa mosca que piensa y como ella, soy materia en descomposición. Las cántaras de leche llenadas todas las mañanas el vendedor de sangre para el caldo de pichón el asado en el anafre, el sancocho en el río las melcochas de bienvenida los mediodías las hojas de plátano para envolver la carne el canasto del mercado las hallacas de diciembre a eso sabían la infancia y la felicidad. Deberíamos demandar todos en masa por el amor que era mentira por empujarnos a crecer por dejar el alma en la oficina y el transporte por la lluvia que vemos detrás de la ventana por ese humo desgracia que tenemos que toser -como dice Chico Buarque- por las fiestas de oficina y las reuniones de padres por el montón de mierda que nos morimos por comprar por la vida, que no pedim

Especímenes

 "De todo hay en la viña del Señor" dicen las Sagradas Escrituras del cristianismo. Está el que se ríe amargamente y solo expresa odio, destila veneno; su risa no es cascada prístina, es avalancha oscura. Existe quien sonríe siempre pero su sonrisa es cómplice: máscara que esconde intenciones, oculta pensamientos, que calla y omite. Hay quien es pura imagen de portada, presencia impecable y de vanguardia, insubstancial pero no etéreo; el que va a lugares solo para tomar la foto; aquel que no disfruta la gastronomía sino el placer de enseñar su plato; alguien que no ama, pero aparenta en su perfil una simbiosis imposible. Existe el que es eterna víctima, quien se siente golpeado una y otra vez por las circunstancias: aquel que se cree tan importante como para que el universo se confabule permanentemente contra su atribulada existencia.  Hay quien vive abrumado por las ocupaciones y las preocupaciones, el que siempre está de afán y contrariado, quien nunca tendrá tiempo o no qu

Los amantes

 Cuando él la besó loca y desprevenidamente su mundo entero se partió en dos: las muchas cervezas, la música estridente y la penumbra del bar la sumían en una especie de mareo brumoso en el que no recordaba dónde ni en qué época de su vida estaba; era como si estuviera de vuelta en 1994, a punto de cumplir enfebrecida los veinte años, deseosa como todos a esa edad de descubrir el mundo, el sexo y el amor. A partir de allí los encuentros con ese compañero de correrías etílicas no serían los mismos, los labios de ambos terminaban atrayéndose como objetos de metal a un potentísimo imán buscando nuevas posiciones, distintas formas de juntarse, sensaciones inéditas en las que la saliva fluía como un torrente insuficiente para un desierto insaciable. Los años de diferencia no existían ni las miradas perplejas de contertulios, el mundo alrededor desaparecía cuando estos dos satélites llenos de grietas, desenfrenos y metidas de pata se unían; no importaba cuánto se hubieran equivocado antes: e

La locura de ser fan

 A raíz del lanzamiento de la serie que narra una parte de la vida de mi cantante favorito algunas personas me han preguntado: "¿y, qué tal te pareció?" Yo, con la arrogancia de quien se cree experto en un tema de interés general he respondido: "no sé, no la he visto ni necesito hacerlo, conozco su vida de memoria porque tengo todos sus discos". Quizás es que, como todo en mi vida también hago mal esto de ser fanática y tal vez por eso y por una legendaria tacañería que me impide gastar un montón de plata en entrada y pasajes tampoco iré a su próximo concierto, que es la celebración de los 30 años de su trabajo musical más vendido. También es porque esta persona a quien veo lanzando un disco tras otro, de una gira a la otra y hablando con afectación en las entrevistas, no tiene nada que ver con aquella que compuso esas melodías desgarradas y sensuales de las que me enamoré y que siendo un joven desgarbado de pelo largo ejecutaba en el piano con movimientos paroxísti

Profanación

Soy tuya  toma mi cuerpo desfallecido fatigado y enfebrecido -como el del toro después de la corrida- destaja mi vientre palpitante lanza mis vísceras a los gallinazos Desángrame como al cordero en la piedra del sacrificio quema mi piel y mis huesos esparce las cenizas así, algo de dignidad podrías darme.

La próxima vez

 A la próxima, tontita, alquila un pony y cabalga, cabalga mucho otea el paisaje, aspira el aroma de los lirios del valle deléitate con la fragancia de los pinos observa a las aves en pleno vuelo y luego, descansa dale al cuadrúpedo una manzana,  acaricia su testa despídete, sin nostalgia. O ve al mar, gilita, y sumérgete en sus aguas cadenciosas permite que las olas te bajen el corpiño y te pongan de cabeza échate al sol, toca la arena caliente bebe el agua de mil cocos fríos saborea los afrodisíacos frutos  succiona las cabezas de pescado y las patas de cangrejo luego ponte crema fría y duerme bajo las aspas al vaivén de las hamacas. Y sube a la montaña más alta envuélvete en mantas, toma el chocolate caliente o zapatea el joropo y sigue el coleo, baila al ritmo de los sones y las cumbias mueve las faldas en el bambuco canta y escucha el viento rugir chupa los licores dulces de las tinajas aspira los humos pero nunca más llores por amor,  mi niña.

Poema a mi amor

 Mi amor no dice que me ama pero yo lo intuyo en su mirada él dice que lo demuestra en la cama aunque su pasión no me alcance para nada Mi amor no sabe que me ama pero deja cada día un plato en el fregadero con sus cubiertos, llenos de grasa para recordarme cuánto lo quiero Mi amor quiere que me vaya soy débil y no quiere cargar conmigo aunque soy yo quien lo abraza cuando de miedo tiembla como un niño Mi amor me ama pero es muy hombre para decirlo cree ser el sostén de la casa sólo yo sé que es un tierno cervatillo Mi amor cree que me asusta si habla fuerte cuando golpea con sus puños la mesa no sabe que solo me dolería mi muerte porque lo dejaría solo, a su alteza.

¿Habemus dignidad?

 Debería ser una máxima innegociable:  que una vida sin dignidad no merece la pena ser vivida . Pero, primero: ¿qué es la dignidad? "Cualidad de digno", dice la RAE. "Cualidad del que se hace valer como persona", apunta Google. Entonces,, ¿es algo que se nos otorga o es una característica que decidimos voluntariamente? "Cargo o empleo honorífico", "prebenda del Obispo u Arzobispo", insiste la RAE. En fin, algo que depende de un título (la dignidad del Rey, por ejemplo), de una jerarquía, de una posición. No es para todos, por tanto, no todos somos dignos  (aunque podamos actuar con dignidad) ¿Alguien lo entiende? "¿Se va a hacer la digna ?" le decía en mis tiempos el novio a la novia cuando esta lo pillaba coqueteando a sus espaldas y lo castigaba "con el látigo de la indiferencia"; entonces, es algo así como deponer el placer por causa de un capricho u orgullo tonto. "Tan jodido y tan digno ", decían o dicen las s

Mi vida con ellas

Antes de leer "Un cuarto propio" de Virginia Woolf, en una entrada anterior, escribía: "po r alguna razón que otros sabrán explicar mejor, no siento una empatía especial por mi género; me caen bien o mal las personas, independientemente de que sean hombres o mujeres, no asumo que estas deban generarme aceptación sólo porque son como yo. (...)  Tampoco siento que seamos más inteligentes, no creo que un mundo gobernado por nosotras sería mejor, ni que el hecho de poder dar vida nos haga superiores. No me parece que el hombre deba ser erradicado de la faz del planeta. De la misma manera, deploro que en muchos temas los hombres sean superiores porque nosotras no nos "preocupamos" por cultivarnos. Conozco mujeres brillantes, sí, con una vasta cultura, intelectuales, pero al menos en mi entorno, no son tantas como me gustaría". Muchas cosas han cambiado: Woolf nos hizo saber que el hecho de que no existieran tantas mujeres científicas o artistas como hombres no

Gracias a la vida

 Solía pasar de la envidia al alivio cuando veía parejas que acumulaban muchos años juntos, a veces pensaba  ¿por qué no pude tener lo mismo?  Pero también ¿cuánto me habría costado en términos de libertad, compartir gran parte de mi vida con alguien más? Pero en últimas el mayor interrogante siempre ha sido ¿por qué nos inocularon esa idea -tan macabra por lo inexistente- del amor? ¿Querían hacernos vivir en la frustración, porque todos sabemos que eso que  muestran en las comedias románticas es imposible? Tuve la oportunidad de casarme y la desperdicié, tuve la oportunidad de ser madre y la rechacé, no imaginaba de ninguna de las dos maneras un ser dependiente de mí y constantemente demandante de mi energía: apenas puedo conmigo. Admiro a las buenas madres, a las que pueden con todo y además dan amor, no a las que buscan cómo deshacerse de sus hijos dejándolos al cuidado de otros ni a las que los ignoran y maltratan (aunque casi las entiendo, debe ser agotador vivir con el ruido pro

Opiniones impopulares

 Si tuviéramos esa hermosa cualidad llamada miedo al ridículo tendríamos en cuenta estos tips : - Que hayas nacido y vivido en una población cualquiera de este trajinado y saqueado país no lo hace el lugar más bello del universo. Te falta mucho, pero mucho mundo, Yesenia. - Todos en algún momento de la vida hemos tenido una hora, unos días, unos meses, unos años miserables. La vida perfecta no existe sino en tu imaginación y en la de los desesperados que revisan las redes de los influencers para amargarse, Jhonatan. Ubícate. - Ver películas navideñas gringas debería provocarnos vergüenza y depresión a los habitantes de este platanal: aquí no hay decoraciones lindas ni regalos soñados ni Santas rubicundos, aquí lo que hay es un sancocho vergonzoso de chucherías desechables chinas, mala comida y un montón de borrachos echando voladores, quedándose dormidos con la botella de Old Parr o aguardiente en la mano al lado del picó (parlante), despertándose cada vez que intentan apagárselo o ll